Los mensajes
Una mano especial los envía todos los días.
Llegan perfectamente claros, y no dejan duda que están dirigidos a usted.
Lo cierto es que muchas veces hacemos como que no los vemos, o simplemente miramos a otro lado para ignorarlos.
Porque no son mandatos, u ordenanzas, simplemente mensajes dedicados a usted y sabrá si los ignora, los elude o no se da por enterado.
Éste fue el tema muy bien desarrollado de un programa de televisión que la semana anterior presentó la televisión de China y que ha tenido gran impacto.
Resulta que en México, China está invadiendo mercados y hasta audiencias de televisión, mostrando las muchas bellezas naturales que tiene el milenario y legendario país.
No somos afectos a la televisón, pues preferimos la lectura desde hace muchos años, sin embargo algunos programas del lejano país asiático nos han llamado la atención, pues de manera sencilla, sin mucho rebuscamiento van presentando la vida, sobre todo de áreas rurales, donde abundan las campiñas llenas de flores y aves.
En uno de dichos programas se presentó la historia de un hombre de campo que nació pobre pero lleno de imaginación y buenos deseos. Cierta ocasión, buscando la forma idónea a su persona para ganarse la vida y sostener a su familia, encontró que el campo cercano a su casa le ofrecía mil recursos, así empezó a atender diferentes cultivos incluso a animales y aves que con él moraban.
Dice que empezó a ganar dinero, pero también vio muchas necesidades en la gente vecina y poco a poco los fue invitando a trabajar en un proyecto que se le había ocurrido de pronto, la creación de una especie de hotel, aprovechando los recursos naturales que tenía a la mano.
Hoy, su negocio es un imperio en China y da empleo a mucha gente. TIene fama de tratar bien a sus empleados que le responden con su honestidad. Él dice que El Señor le envió un mensaje para que aprovechara las riquezas que tenía a su lado pero también para que atendiera a sus vecinos.
¿Usted, qué hace con los mensajes que le envían?
