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DE LA VIDA MISMA

Lic. Miguel Ángel Ruelas Talamantes

Una pausa

Es necesario y hasta saludable hacer de vez en cuando una pausa, especialmente cuando se ha pasado largo tiempo en un quehacer.

No conocíamos de esos espacios, a pesar de recomendarlos tanto en lo personal como a través de esta columna que ya anda por los cuarenta años de vida.

Obligados por las circunstancias, hace cerca de dos años tuvimos que bajarle al ritmo de vida que teníamos, aunque nunca dejamos de cumplir nuestra cita con usted en nuestra columna diaria Un Minuto de Deporte que nació en 1968 cuando la Comarca tuvo por fin futbol de Primera División con el ascenso del Laguna y posteriormente del Torreón, aunque originalmente se llamó Un Minuto de Futbol, cambiada de nombre al ser vendidos ambos equipos.

Cinco años después nacería De la Vida Misma, con temas sencillitos, sacados de la vida familiar y tratando en los escritos reflejar los pensamientos, quereres o detalles del mismo lector, en lo que llamamos periodismo de espejo, pues parece que hablamos de nosotros aunque la realidad queremos adentrarlo en los sentimientos de las palabras. Ambas no han dejado de publicarse.

Resulta que hace tres años, haciendo realidad uno más de los miles de sueños que hemos tenido acudimos al Mundial de Futbol celebrado en Sudáfrica, un viaje que se alargó más de un mes y que gozamos como nunca, porque conocimos tantas cosas que admirábamos desde la niñez, cuando en el Cine Edén apoyados por el Güero Espino veíamos las películas de Tarzán, aparentemente filmadas en la intrincable selva africana.

Cómo olvidar el safari que hicimos y la convivencia tan estrecha con varios de los habitantes del lejano país, las visitas al atardecer a la Plaza Mandela de Johanesburgo y sobre todo los partidos del Mundial, donde España que inició titubeante resultó campeona. Vimos a Maradona dirigiendo, al Vasco Aguirre sosteniendo contra viento y marea al Guille Franco mientras dejaba en la banca al Chicharito Hernández.

Pero conforme pasaban los días pequeños malestares de salud empezaron a aparecer, mismos que fueron aumentando al regresar a México.

Unos médicos opinaban una cosa y otros otra, hasta que el mal fue llamado por su nombre y nos mandó a la lona y a descansar hace casi dos años. Tiempo difícil, hay que reconocerlo, pero nos ha servido muchísimo para lo que el Señor nos deje aquí. Hemos conocido tantas realidades que ignorábamos y personas valiosas que han ayudado de mil formas, orando, preguntando, preocupándose lo que no tenemos con qué pagar.

Poco a poco iremos retomando quehaceres pues ya no queda uno al cien por ciento, pero las ganas de estar sirviéndoles serán eternas, ya lo comprobamos. Gracias a Dios. Nuestro Señor por darnos una oportunidad más.

Gracias a mi hermosa familia encabezada por la compañera que El Señor puso en mi camino cuando era un pobre diablo, como decía mucha gente. A los hijos que me dio y a las hijas que el mismo Señor me regaló cuando murió su padre y éste me dejó en su lugar. A mis nueras Gaby y Marcela que tanto me han atendido incluso escribiendo estas columnas que les dictaba. Hijos e hijas me han regalado cinco hermosos nietos que tienen muchos méritos en mi recuperación.

Hay tantas personas importantes en este pequeño y humilde caso como mi cuñada Cuquita y Socorrito Soto Navarrete, como Raúl Zugasti Reyes como, La Nena, Don Felipe, Beto y Lucy.

Gracias a esta Empresa siglera en la que siento el cariño y apoyo de todos lo mismo de sus dueños que sus empleados y que nunca me han abandonado.

Gracias a médicos particulares y a los de la Clínica de Especialidades del Seguro Social No. 71 y sus enfermeras donde me siguen atendiendo, así como a mis compañeritos enfermos, y voluntarios que tanto ayudan y mitigan el dolor.

Gracias a quienes nos mandaron y escribieron mensajes de aliento como Yeyé Romo, Gerardo Hernández y Germán Froto y a los que llamaban y preguntaban y sobre todo a los que nos dedicaron sus oraciones.

Gracias a tanta gente de esta hermosa Comarca Lagunera a la que llegamos de niños, siendo tratados tan bien. A sus diferentes iglesias que con sus propias creencias han celebrado misas y oficios por nuestra salud.

Que el Señor los recompense.

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