Es noche de domingo en este mes de octubre que parece de feria, pues tiene de todo, días fríos calurosos, pero también con lluvia.
Faltan algunos minutos para que termine el fin de semana y el cielo nos manda agua que es un contento, acompañada de un sonoro concierto de truenos y de luces relampagueantes que extasiados contemplamos desde la ventana.
Ya nuestro hijo mayor nos había advertido de los muchos cambios climáticos que traería nuestro mes consentido y estábamos preparados para el espectáculo.
Es que la lluvia la consideramos nuestra amiga por los beneficios que nos regala, bañando los campos de cultivo donde crecimos y la tierra del gran jardín de la casa donde abundan los geranios de varios colores, los rosales, las clivias, las olorosas gardenias y los jazmines.
Nos vienen a la mente gratos recuerdos como los muchos días que disfrutamos en Los Sabinos, el campamento junto a la presa del Palmito, acompañando al inolvidable amigo Dr. Alfonso Garibay Fernández quien desde el jueves tomaba pata pal campo y nos íbamos en su Combi crema por los desérticos parajes hasta llegar a la imponente presa que algunas veces tenía agua de más, para varios ciclos agrícolas y otras apenas para lo más necesario.
En uno de esos viajes nos topamos con Neftalí Reyes y su gran obra ya como personaje famoso y conocido como Pablo Neruda.
Es que en la cómoda cabaña del Doc, había habitación especial para las visitas con todo en orden y un librero con buenas obras como Confieso que he vivido escrita por Neruda que no cautivó.
Empieza el famoso escritor chileno su obra hablando de su niñez en Temuco, donde dice nació a la vida, a la tierra, a la poesía y a la lluvia.
Añade que se ha perdido ese arte de llover que se ejercía como un poder terrible y sutil en su Araucanía natal.
Y lo mismo pensamos esta noche de domingo, recordando los señores aguaceros que a veces duraban varios días en nuestro suelo natal, hasta que los señores de edad iban al Cerrito y de ahí a La Manga para con sus machetes cortar la lluvia.
De este tema queremos seguir platicando otro domingo.