¿Alguna vez, querido lector, usted se ha sorprendido a sí mismo cargando un libro en su bolsa o mochila para "no aburrirse"?, ¿las personas lo voltean a ver "feo" cuando usted decide desconectarse del mundo y meter su nariz en un libro? ¿Usted va directamente a la sección de revistas cuando acude al mandado? ¿Sus ojos lucen cansados de tanto leer en las noches? Si usted contesto que sí en al menos dos preguntas, tal vez sufra de una ligera adicción a la lectura. No se alarme, no está mal, siempre y cuando lo haga con precaución. Si va a leer no maneje.
El mundo está lleno de adicciones y de adictos, existe toda variedad de colores y sabores que satisfacen las necesidades del alma de cada persona. Usted y yo las llenamos con los libros, encontramos placer en el mero acto de leer y a la larga eso se vuelve un amor inseparable, un estilo de vida.
Cuando ya se está hundido en el mundo de las letras, es casi imposible mirar hacia atrás para encontrar ese preciso instante en que ocurrió todo. Uno no sabe en qué momento se empieza a enamorar y cuando menos se da cuenta ya está más que perdido. Así es el amor, así son los libros…
Recuerdo en mi adolescencia haber leído cualquier hoja que me pasaba por enfrente, sin ninguna pretensión, así empezó el problema. Leí desde Harry Potter hasta El Cuervo de Allan Poe, de leer Metamorfosis a leer Mujercitas, así sin ningún hilo por en medio. Con el paso de los años uno se vuelve más crítico y selectivo a la hora de escoger un libro, se empieza a desarrollar un estilo definido de autores y también se desecha a otros tantos. Creo que se empieza a leer con un toque de inocencia que, con el paso de los años, nos cuesta recuperar.
De las cosas que más me fascinan de los libros es que en realidad pensamos que nosotros decidimos qué leer, cuando muchas veces los libros son los que nos eligen a nosotros. Confieso que nunca he tenido esta afición por subrayar las páginas (quizá porque los libros me influían mucho respeto) pero alguna vez alguien me dijo que un libro no subrayado era un libro no leído, no es que esté de acuerdo por completo pero cuando uno lee ese texto remarcado en alguna página es como tener la certeza de que alguien más estuvo ahí, en el mismo sitio que tú. Descubrir una frase puede tener el mismo impacto para ti como para un prisionero de Alcatraz, o cualquiera que haya sido el caso.
Los libros no tienen dueños, tengo tantos que no me explico cómo llegaron y otros muchos de los que nunca me despedí. Me gusta pensar que en el fin de los tiempos me volveré a reunir con todos ellos; por lo pronto comencé a subrayar los libros, así que cuando alguno llegue sin invitación a su casa y vea algún garabato extraño entre líneas, tenga por seguro que quizá pude haber sido yo.