¿Quién es el alumno y quién el maestro? Para todas aquellas disciplinas que requieren la experiencia es común que la generación nueva de aprendices tome conocimientos de sus mentores, y de ahí forme una base para perfeccionar su método. Con la experiencia estos aprendices se convierten en expertos que pasarán la experiencia que les dio el tiempo a nuevos principiantes de su técnica.
Al ir generaciones y generaciones atrás de expertos nos podemos remontar unos cuantos siglos. Dependiendo de la cultura y el arte del que se trate podemos incluso encontrar vestigios de costumbres de antiguos pueblos, del mismo modo técnicas actuales son resultado de un proceso que se inició más allá de siglos. Por lo cual resulta sencillo inferir que todo el transcurso de la creación que hoy vemos como artística es un camino que acompaña al ser humano desde sus orígenes.
Siguiendo esta línea hacia atrás, podemos encontrar espléndidas maravillas que aparte de asombrar por su magnificencia y técnica inspiran nuevas creaciones en la actualidad, recordemos a los egipcios, un pueblo que naciendo por la vitalidad que aporta El Nilo construyó obras que hoy podemos conocer gracias al trabajo de arqueólogos y por la divulgación que ha dejado absorta a una gran cantidad de personas.
Para poder referir acerca de ellos es útil primero mencionar que su creación parte de la visión que tenían como pueblo. En su concepción estaba el plasmar lo que conocían del "objeto" porque ahí residía la esencia, este conocer es también significar, porque lo que sabe se representa en la parte material de la obra de otra forma sería un objeto vacío. Sin embargo tanto en sus esculturas y relieves podemos encontrar a una simetría geométrica que crea proporciones equilibradas en las obras, una cabeza-retrato encontrada en Giza del 2551 a. C aprox. Es un rostro que muestra rasgos delicados pero con gran presencia, hay majestad en la expresión de este rostro de igual forma los rostros de los sarcófagos.
Otro de los grandes aportes menor en tamaño pero que significó un paso que aventajaría la pintura y escultura en relieve de la época es el escorzo (pintar una parte del cuerpo hacia el espectador). Que al presentar una perspectiva de frente innova parte de la técnica de exhibir la figura.
Sin importar el tamaño de las obras egipcias encontramos en ellas características de la personalidad de ese pueblo. En los restos de sus más grandes obras esta parte de la belleza y genialidad de sus constructores y toda esta mina de grandiosas creaciones es reflejo de una forma de vida, de aquí la importancia de observar que esas construcciones que hoy vemos con asombro, albergaron vida cotidiana.
Giza conocida por sus pirámides es incitador a la fantasía, aunque lejana de la realidad que vio construir dichas edificaciones, que el tiempo ha ido separando de nosotros. Resulta interesante cómo este signo puede tener varias acepciones dentro de la cultura egipcia, pues puede ser vista como una señal en medio del desierto, el orden (simetría) contrapuesto al caos que la rodea (el desierto) como una forma en que el soberano ejerce el orden desde el otro mundo. Estos criterios ya no son acorde a la vida de hoy, pero aún siguen intrigando la mente muchos y fungiendo como terreno fértil para la imaginación.
Este culto al faraón no queda como una expresión trivial de un gobernante, ya que era el encargado de mantener el cosmos, lo que consideraban como el orden y se evidencia de manera singular, en un grupo estatuario descubierto en Giza, en el cual se encuentra el faraón flanqueado por dos divinidades femeninas, que alude a una unión entre lo divino y el mundo terrenal.
Esta concepción, retomando, que plasman lo que conocen tiene un significado muy profundo. Por ello podemos considerarlos grandes maestros de la humanidad ya que los griegos aprendieron de ellos y gran parte del resto de la humanidad aprendió de los griegos.
