Afrodisio Pitongo, galán concupiscente, libidinoso y lúbrico, le pidió a Dulcilí, muchacha ingenua, la dación a título gratuito de su más íntimo tesoro, el de la doncellez. "Tu entrega -le dijo con untuoso acento de labioso seductor- sería como si me obsequiaras una hermosa flor". "La flor no es problema -replicó Dulcilí-. A lo que le tengo miedo es al fruto"... Nació en la sala de partos un bebé, y al médico obstetra le llamaron la atención dos circunstancias: el recién nacido mostraba una sonrisa como de burla o ironía, y llevaba cerrado el puño de la mano derecha. El facultativo le abrió la manita: en ella traía una píldora anticonceptiva... Silly Kohn, vedette de moda, fue a la clínica de maternidad a visitar a una amiga suya, vedette también, que había dado a luz un niño. Le preguntó: "¿Qué nombre le vas a poner?". Respondió la flamante mamá: "Se llamará Pedro Antonio Jaime Rodolfo Pablo Bernardo Francisco Gerardo Luis Alfonso Juan". "¿Por qué ese nombre?" -se sorprendió Silly. Responde la parturienta: "Es que cualquiera de ellos puede ser el padre"... Este amigo mío tiene una extraña teoría. Cuando escucha decir que instituciones como el matrimonio y la familia están en crisis, sostiene que eso es el resultado del instinto de conservación de la especie humana. Hagamos una pregunta, reflexiona: ¿qué sociedad humana se multiplica más: aquella donde la monogamia se practica (un solo hombre con una sola mujer), o aquella donde rige la poligamia (todos los hombres con todas las mujeres)? Algunos responderán que son más prolíficos los grupos poligámicos. Y se equivocarán. En efecto, la hembra humana se cuidará de tener hijos si no hay un macho que la ayude en la tarea de alimentarlos y cuidarlos. En la poligamia ese macho no existe, pues varios o muchos tuvieron acceso a la hembra, y no se sabrá quién es el padre del nacido. Ninguno, por tanto, asumirá la responsabilidad del hijo. En la monogamia, en cambio, se sabe -o más o menos- quien es el papá de la criatura, y entonces la madre es más prolífica, pues ella y su prole cuentan con el respaldo y protección de un hombre. El aumento de la población del mundo planteará graves problemas de alimentación. Ya los está planteando. En ese contexto una institución como el matrimonio, que favorece la procreación, presenta riesgos para la conservación del planeta. Es, por lo tanto, peligrosa. Eso no lo digo yo, que a pesar de ser casado no siento rencor alguno por el matrimonio; eso lo dice mi amigo, quien añade que la humanidad presiente ya el riesgo que entraña esa institución social, e instintivamente se está alejando de ella. Lo muestran indicios tales como el aumento de divorcios, la tardanza de las parejas en contraer matrimonio, el número creciente de uniones libres, la proliferación de métodos anticonceptivos, y una larga serie de etcéteras que hacen que se hable de que el matrimonio y la familia han entrado en una etapa crítica. La humanidad en su conjunto tiene el mismo instinto de conservación del hombre individual, y ese instinto se está manifestando en la tendencia a buscar nuevas formas de convivencia, menos prolíficas que el matrimonio, entre la mujer y el hombre. Mi amigo profetiza que antes de que acabe este siglo el matrimonio, tal como lo conocemos ahora, desaparecerá. Afortunadamente mis ojos no verán tal cosa... Nerviosa y preocupada la linda secretaria Susiflor le informó a Pitorro, su compañero de oficina, que estaba un poquitito embarazada. Tal era la consecuencia de varios furtivos encuentros que habían tenido aprovechando la hora del café, pues a ninguno de los dos le gustaba esa bebida. Al oír la noticia Pitorro abrazó con ternura a la muchacha y le dijo estas palabras al mismo tiempo elocuentes y sentidas: "La maternidad, Susiflor, es la plena realización de la mujer. 'Mater admirabilis', escribió el poeta. Y escribió bien, porque madre sólo hay una, y a ti te encontré en el cuarto del archivo. La mano que mece la cuna mece también al mundo, y tú lo mecerás dentro de algunos meses. ¡Hermosa misión ésa, que te coloca sobre un honroso pedestal! Ahora bien: no pienses que en este trance te voy a dejar sola". "¿De veras, Pitorro?" -exclamó ella, ilusionada y conmovida. "De ninguna manera -enfatizó el sujeto-. Sin decir quién es el papá de la criatura haré una colecta en la oficina para ayudarte en los gastos del embarazo y parto"... FIN.