El día que doña Pasita sintió llegado el fin hizo llamar a su nieta predilecta y le habló en términos que voy a transcribir sin poner ni quitar punto ni coma, y sin quitar ni poner tampoco -¿por qué hacerlos menos?- punto y coma, comillas, dos puntos, tilde, puntos suspensivos, signos de admiración e interrogación, asterisco, diéresis o crema, paréntesis, corchete o llave, guión, acento, raya y calderón. “Hijita -le dijo-, tú sabes cuánto te he querido, y yo sé cuánto me has querido tú. Por eso he decidido nombrarte mi única y universal heredera. Todo te lo dejo a ti: mi edificio de oficinas, mi hotel de playa, mi rancho ganadero, mi cadena de supermercados, mi hacienda tequilera y mi penthouse. También heredarás mis coches -el Ferrari, el Alfa Romeo y el Jaguar-; mi colección de cuadros de Miró, Picasso y Gris; lo mismo que mis joyas, valuadas en 3 millones de dólares o más.Todo eso es tuyo ahora, querida nieta mía, por los cuidados que siempre me tuviste”. “¡Gracias, abuela! -exclamó conmovida la muchacha-. Lo hice porque te quiero, pues ni siquiera estaba enterada de tu gran fortuna. No tenía idea del edificio, el hotel, la hacienda, el rancho, los coches, los supermercados, los cuadros, las joyas y el penthouse. Dime: ¿dónde tienes todo eso?”. Responde con voz feble la ancianita: “En Facebook”... El tiempo es cosa abstracta, pero los tiempos son cosa muy concreta. El tiempo es; los tiempos existen. (Caón, esto no lo entendería el mismísimo Aristóteles si resucitara especialmente para ello). Mientras escribo acerca de los tiempos pasa el tiempo. Igual sucede cuando escribo acerca de la vida o del amor. Peromeestoy perdiendo en greguerías. A lo que voy es a decir que en los pasados tiempos los pactos se hacían en función de las elecciones.Ahora parece que las elecciones se hacen en función del Pacto. Ha sido muy celebrado el hecho de que en la jornada electoral del último domingo no todo fue para un solo partido, y ninguno perdió todo. Eso, se dice, puso a salvo el Pacto por México. Así las cosas, el gran ganador de la elección habría sido Enrique Peña Nieto. Sea en buena hora, si el Pacto trae consigo cambios verdaderos, y no meras apariencias de cambio. En México hace falta algo más que parches. Los cosméticos no sirven ya de nada. Es necesario remover a fondo el statu quo, hacer tábu la rasa con los mitos y dogmas del pasado. El petróleo, por ejemplo, no es un objeto sagrado, intocable -Noli me tángerepor efecto de un tabú: es un bien que tiene precio en el mercado, y como tal debe ser buscado y extraído mediante las técnicas y modos de inversión que ofrece el mundo de hoy, mundo en el cual no tienen cabida ya las viejas fórmulas. Esperemos que las reformas que propone el Pacto no sean estorbadas por quienes se dicen “revolucionarios” y son en verdad representantes de una caduca reacción fatigada y melancólica... Palabras duras, columnista, ésas con que cerraste tu peroración. No las inscribiré ni siquiera en plastilina: dejaré que se las lleve el viento. Gone with the wind, como quien dice. ¿Acaso al escribir tenías alterados los cuatro humores fundamentales que postularon Hipócrates y Herófilo: sangre, pituita, bilis y atrabilis? Ea, melifica tu ser montaraz y narra un par de chascarrillos sin sustancia que aligeren el grave peso de tu sermonario... Babalucas le comentó a un amigo: “Compré 500 tortuguitas de agua. Las tengo en la bañera de mi casa”. “¿En la bañera? -se azoró el amigo-. ¿Y cómo le vas a hacer cuando quieras bañarte?”. Responde el tontiloco: “Les vendaré los ojos”... Joven y bella la reciente viuda, invitó a su más cercana amiga a ir con ella al cementerio para llevarle flores a su esposo en ocasión de cumplirse el primer mes de su fallecimiento. Fueron las dos, ella de negro hasta los pies vestida, la amiga nada más de medio luto, y ante la tumba de su marido la curvilínea mujer derramó algunas comedidas lágrimas, puso el ramo de flores que llevaba (su costo: 30 pesos) y luego de persignarse con premura le dijo a su acompañante: “Vámonos”. No dejó de extrañarle a ésta la brevedad de la visita, pero más se sorprendió al ver que la joven viuda se alejaba del monumento funerario con la misma prisa de antes, pero ahora caminando hacia atrás, sin dar la espalda a la tumba. “¿Por qué haces eso?” -le preguntó, asombrada. Respondió la frondosa muchacha: “Es que mi esposo siempre me decía que tengo unas pompas como para revivir muertos, y temo que si me las ve el desgraciado pueda resucitar”... FIN.