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De tesorero a tesorero

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Después de las elecciones del pasado 7 de julio, en Torreón, ya con la ratificación del poder para los priistas que ahora lo detentan, todo se ha precipitado y los problemas de falta de pago a los proveedores se vuelven públicos y visibles.

El tesorero Pablo Chávez Rosique, a últimos días se ha colocado en el ojo del huracán, fundamentalmente por el sainete que le armó la Auditoría Superior del Estado, órgano dependiente del Congreso local, que demandó su destitución por no haber entregado la información del estado de las finanzas municipales en los términos debidos. Al final, el Cabildo de Torreón ratificó a Chávez y solamente quedó esto en un sólo escozor.

Pero con el pasar de los días siempre surge algo más, esta semana que está terminando, en un solo día se dan a conocer más problemas en la administración municipal de Torreón: el subejercicio en el gasto programado para el alumbrado público y eminentes problemas en el área de informática por el aparente uso de programas computacionales sin la adquisición legal de las licencias respectivas además del incumplimiento del pago por derecho de los usos de las mismas en lo que ha transcurrido del presente año.

En el asunto particular del alumbrado, solamente se ha ejercido un séptimo del presupuesto programado para este año que es de 35 millones de pesos, y aunque la tesorería lo recortó a diez millones, a la fecha se han invertido solamente 5 millones.

Lo contrastante de este asunto es que se está planeando gastar en este rubro para el año entrante, que será el primero de la gestión que presidirá Miguel Riquelme, la cantidad de 160 millones de pesos, dieciséis veces más lo que la Tesorería municipal proyectó ejercer este año, aunque la previsión del año entrante considera el costo del fluido eléctrico, cifra que se contempla en 125 millones, por lo que en la simple división, para inversión directa y mantenimiento, Riquelme piensa destinar 3.5 veces más recursos que el alcalde saliente Olmos.

El servicio de alumbrado público a menos de 4 meses de que concluya la actual gestión, es hoy el departamento del municipio que se encuentra en primer lugar de quejas, tal como lo informa el servicio 073 de Atención Ciudadana, que recibió tan sólo en el mes de agosto mil 200 quejas por lámparas apagadas, constituyéndose el 80% de todas las quejas que atienden, esto debido a que 18 mil luminarias de la ciudad simplemente no funcionan, que equivale nada menos que al 30% de todas las lámparas para alumbrado público que hay en Torreón.

David Fernández, director de Servicios Públicos Municipales, señala que el gran número de lámparas sin funcionar se debe fundamentalmente a la carencia de mantenimiento respectivo, que no se hace por la falta de materiales con la que tiene que sobrellevar la situación. Igualmente, apela a que la falta de equipo suficiente para realizar el trabajo de restauración de las luces descompuestas, ya que citada dependencia sólo cuenta con apenas dos grúas, para poder atender a toda la ciudad.

Fernández lamenta el hecho que además sólo se tienen contemplados 5 millones de pesos; al proveedor se le ha pagado únicamente 300 mil pesos, por lo que este último no ha entregado las refacciones correspondientes, concretándose así un círculo vicioso

El asunto en el área de informática es otro tema, porque según el director del área, Luis Fernando Gallardo, proveedores de software realizan actualmente una auditoría al Municipio para verificar el número de licencias autorizadas a utilizar con las que operan diversas dependencias.

Además de que este año no se ha pagado el mantenimiento, se corre el riesgo de que el Municipio sufra de demandas y multas por la utilización de programas instalados de manera ilegal, constituyéndose en liza piratería.

Así como estos dos problemas, más el asunto y señalamiento de la Auditoría Superior, el desempeño del responsable de las finanzas municipales siempre está en entredicho, pero la realidad es que no es él el verdadero responsable del desastre y desfalco del dinero del municipio de Torreón, aunque esto no lo exime de tener corresponsabilidad. El culpable material de que Torreón esté desfalcado es el presidente municipal, ya que es él quien tiene la potestad de proponer a sus colaboradores y destituirlos, y en este caso no lo ha hecho.

Pablo Chávez es corresponsable porque si bien él sólo ha obedecido órdenes, nadie puede obligarlo a que siga instrucciones que no tengan intrínsecamente la probidad debida, puesto que bien podría haber dado un paso al costado y no ser parte de la administración que ha saqueado al municipio de Torreón.

Cuando empezaba el último año de la administración de José Ángel Pérez, el tesorero entonces, Enrique Sada, decidió renunciar, ya que la conducción de su jefe al frente de Torreón, empezaba a hacer agua, y con ello dejó a salvo su prestigio. Chávez no lo ha hecho así, tal vez la recompensa ha sido lo suficiente para cargar por siempre el estigma de haber sido el tesorero de esta administración que concluye. Es que hay de tesoreros a tesoreros.

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