Me decían los lectores "escribe tu columna sobre Florence Cassez, por favor". Pero no lo hago, por dos razones. La primera, que me cae muy mal la francesita. Qué bueno que ya se la llevaron y que les aproveche.
La segunda razón es que tengo mi propio malhechor del cual hablar. Sí, tengo un psicópata. Así como lo oyen. No lo estoy presumiendo ni nada ¿eh? Pero lo tengo. Entonces me dije: "¡pues cuéntale a los lectores! Y así te desahogas".
Pues sepan que llevo aproximadamente un año y medio con un psicópata cibernético que me acosa por el correo electrónico todas las tardes de lunes a viernes, y uno que otro fin de semana, porque se ve que el hombre no tiene mucho qué hacer. No se sabe si está loco o no, pero de que es disciplinado y constante, no hay duda, no ha fallado un día.
Las opiniones entre mis amigas se dividen: unas me dicen que lo acuse con Miguel Ángel Mancera (que es el político en el cual confían y porque lo quieren conocer), otras opinan que debo darle una oportunidad ahora que los hombres andan tan escasos (¡Dios, líbrame de tanta loca!) y las últimas, y más visionarias, que debería asociarme con él y publicar juntos un libro erótico, porque le ven potencial como escritor.
Sinceramente, estoy valorando la opción de la mancuerna literaria porque "50 Sombras de Grey" se sigue vendiendo como pan caliente y yo necesito un gran tema para mi segundo libro. Yo digo que el psicópata, "poeta" y "estrella de la literatura porno en ciernes" no es un sujeto peligroso, a menos que seas diabético porque a veces, entre todas las guarrerías que escribe, derrocha mucha miel.
Antes era anónimo, pero desde hace unas semana, me ha dado todos sus datos personales, fotografía y cédula profesional para que pueda localizarlo en cualquier momento. Cosa que no hacía falta porque mi amigo de la policía internauta ya lo tenía ubicadísimo, por lo que se llegara a ofrecer y/o suscitar.
Creo que no les he dicho que el acoso es, básicamente, sexual. O sea, que en todas sus misivas el hombre me describe todos sus sueños, deseos y acciones triple X (en las que me tiene incluida, claro), porque considera que soy una "mujer muy excitante". Eso dice él, yo creo que exagera, pero lo que sí, es que le inspiro unas palabras que ni me sabía. Hagan de cuenta como los términos médicos que utiliza Lolita Ayala en sus cápsulas para la salud, pero éstos son términos sexuales que empiezan casi todos con "V". Ya hasta estoy pensando seriamente imprimir todos sus correos, dárselos a la editorial y forrarme como E.L.James.
Por favor no se rían, pero hacer literatura erótica no es sencillo. Acuérdense cuando Tony Blair incluyó en su autobiografía "A Journey" el relato de un encuentro sexual con su esposa Cherie y lo único que provocó fueron carcajadas.
Es que para hablar de sexo en los libros debes de tener mucho manejo de la genitalia y sus palabras clave, saber bastante sobre fluidos corporales y tener imaginación. Porque no basta con escribir "y la penetró" y quedarte tan campante. ¡Oye, esfuérzate un poquito!
Por cierto, estaba leyendo que la esposa de Hugh Jackman se excitó muchísimo con el vestuario de su marido en Los Miserables. Que le pedía que se lo dejara puesto después de la filmación para que cuando llegara a su casa, ella imaginara que tenía un affair con un señor del siglo XIX (ja, ja). Creo que le voy a pasar los datos del psicópata para que se pongan al corriente. O a Victoria Beckham que declaró que tiene muy baja la autoestima. Ay muchachas, y eso que no les tocó esposo feo...
