No es que no me horroricen los cuerpos muertos de los seres humanos, pero soy una se esas personas que iría feliz a ver a Hugo Chávez embalsamado.
Cuando el señor Maduro (que es igualito a Javier Alatorre, pero inflado a 28) anunció que el comandante estaría 'cuerpo presente' y para siempre en el Museo de la Revolución me dio mucho gusto. Me pareció una idea fantástica. Ya me vi parada en esa fila de visitantes, intercambiando impresiones con los de adelante y los de atrás. Sí, soy una morbosa consumada.
Tengo muchos recuerdos de morbo infantil, por ejemplo, me acuerdo de un viaje familiar a Guanajuato y yo era la primera en la fila para entrar a ver a las momias. Los otros niños lloraban porque les daba miedo, y yo, porque no me dejaban tomar fotos de "la momia bebé". Por supuesto, también fui al circo a ver al "niño que se convirtió en lagarto por desobedecer a sus padres" y a la vaca de dos cabezas.
De hecho, tengo una historia bastante sórdida. Cuando estaba en prepa, decían que la abuelita de una de mis compañeras estaba embalsamada porque su familia la extrañaba mucho. Pues ¿no me hice la mejor amiga de la nieta para ir a investigar lo de la abuela? Ja,ja.
Cuando llegaba a su casa, ella me ofrecía andar en bici y yo le proponía "¿y si mejor nos sentamos a platicar en la sala?". Porque decían que la abuelita estaba muy quieta junto al piano. ¡Cómo no voy a ir a ver a Chávez! ¿Lo vestirán de uniforme?, ¿le pondrán peluca?, ¿será una figura parlante? Son algunas de las dudas que me atormentan.
Puede que sea una columnista con diversiones tontas, lo reconozco, pero, últimamente me entretienes con lo que sea, llámale funerales venezolanos, cónclave o una obra de Silvia Pinal.
Ahorita, por ejemplo, tengo la televisión encendida permanentemente en el canal de noticias que a su vez tiene, permanentemente, una cámara apuntando a la chimenea del Vaticano por si sale humo blanco.
Por cierto, yo opino que ya podrían haber construido una más imponente ¿no? Todo espléndido en la Capilla Sixtina, pero la chimenea parece el tubo del carro de los camotes. Oigan, por ahí saldrá la fumata más importante del mundo, no es cualquier cosa.
Ay, la Sixtina: ¡tanto fresco! y también tantas pinturas. Por cierto, ya muero por saber quién saldrá al balcón. Porque mientras juraban secrecía de uno en uno, hubo dos cardenales con cara de ganadores (una que se fija en pequeños detalles apenas imperceptibles para el ojo humano), pero habrá que esperar para conocer al afortunado.
Ya lo dijo el padre Jácome, y yo lo repito porque a mí no se me ocurren cosas tan buenas: "el Espíritu Santo siempre nos sorprende".
Puede ser que me haya vuelto más morbosa con los años o que ahora soy un gran público, pero fui a ver a la Pinal al teatro y le aplaudí a rabiar, en la obra Amor, Dolor y lo que Traía Puesto.
Cuando mi hijo nos informó que doña Silvia cumplió 81 años, automáticamente valoré más sus movimientos sobre el escenario. Ella tan vital, yo tan distraída. Es que dos filas adelante estaba Sergio Andrade y ¿qué quieren que les diga?, el morbo es genético. Mi madre no daba crédito "¿La señora canosa sin mangas de los brazos gordos es Andrade?". El mismo.
Me hubiera gustado mucho saludar al compositor, sobre todo por tener información adicional al estado de sus brazos, pero mejor no. Qué le preguntas. ¿Cómo estás? Sentí que sabía cosas suyas que hasta él ignoraba. Se las contaría, lectores queridos, pero estoy con el pendiente frente a la imagen 'chimeneril'... ¿Ese humo es blanco o negro?.
