Me encantó Gravedad, la nueva película de Alfonso Cuarón. ¿Ya la vieron? Les recomiendo que no se la pierdan porque te enseña varias cosas. Primero, los últimos adelantos a nivel tecnológico; luego, la cantidad de basura espacial que hay en el mundo; y tercero, ¡lo que puede sufrir una mujer intergalácticamente! O sea, es una cinta súper completa.
En tan sólo un fin de semana recaudó 55 millones de dólares, lo cual quiere decir que millones de espectadores han visto las aventuras de Sandra Bullock y George Clooney, pero sobre todo han disfrutado la hazaña cinematográfica de dos mexicanos que están muy gruesos en dirección y fotografía: Cuarón y Emmanuel Lubezki. Qué cuates tan talentosos, tan evolucionados y tan mundiales.
Debo confesar que me sentí muy orgullosa de ellos, pero sinceramente ya se me quitaron las ganas de ir al espacio. No sé, siempre pensé que andar allá arriba en la estratósfera era mucho más romántico y divertido. Cada vez que oía "fulanito va a viajar al espacio" moría de envidia porque imaginaba lo cerca que podías ver las estrellas, por ejemplo, o el silencio y la tranquilidad entre galaxia y galaxia.
Yo decía ¿qué te puede pasar estando arriba?, porque, si comparas, es más peligroso el segundo piso del periférico.
Después de ver Gravedad, ahora sé que una cosa es deprimirte aquí en la Tierra, que todo te salga mal, que te sientas sola o que no tengas pareja. Eso no es nada. ¡Vete al espacio! Ahí sí hay motivos para ponerte histérica.
No puedo contar aquí la película, sólo les digo que a mi pobre Sandra Bullock le pasa de todo. Qué valle de lágrimas ni que nada. Pero la parte positiva es que la película te ayuda mucho para que pongas en perspectiva tus motivos de sufrimiento (ja ja).
En la Tierra, si no sabes de mecánica lo peor que te puede pasar es que descompongas el motor de un coche. En el espacio, te explota la nave. Aquí abajo, tu galán te manda a volar y ya, allá arriba te sacan de la astronave y terminas convertida en partículas a millones de años luz. En tu mundo, si alguien te avienta una bolsa de basura sólo puede ser orgánica o inorgánica, pero en el espacio la "basura cósmica" puede ser desde un tornillo del Sputnik hasta una plataforma del tamaño del Estadio Azteca y te mueres de la descalabrada.
Claro, también tiene sus ventajas. Si te mandan a una misión espacial y te quedó fatal el corte de pelo (como la Bullock, que sale trasquilada), no pasa nada porque te pones el casco de astronauta y listo. Es verdad que te mandan a chambear a millones de kilómetros de tu casa, pero te compensan porque tu único compañero de trabajo es George Clooney. Igual y no es tan mala idea ir al espacio, aunque revientes como Laika, la perra... yo digo.
Porque, volviendo a los privilegios tecnológicos que ofrece Gravity, sólo hay algo mejor que ver a George Clooney en una pantalla gigante y es ¡verlo en 3D! Qué cosa. Que el guapo George estira la mano y tú sientes que te toca. Que asoma la cara y tú sientes que te besa.
Eso sí, ni todas las vicisitudes planetarias impiden que veamos el cuerpazo de la actriz, que sufre sin control, pero está dura como piedra. ¡Y eso cómo ayuda para la paz interior!
Y hablando de paz, lectores queridos, esta columna no se publicará las próximas dos semanas. ¡Nos leemos en noviembre!