La cifra de muertos por una ola de atentados en el norte de Irak, la mayoría contra objetivos kurdos, así como en Bagdad, se elevó hoy a 29, mientras más de 240 personas resultaron heridas, en los ataques más mortíferos de este año.
Los atentados más sangrientos ocurrieron en la ciudad de Kirkuk, 240 kilómetros al norte de Bagdad, donde al menos 18 personas murieron y al menos 199 resultaron heridas en dos acciones suicidas con carros bomba, según la agencia iraquí de noticias NINA.
El primer hecho tuvo lugar cuando un kamikaze hizo explotar el vehículo que conducía cerca de un edificio del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), del presidente de la región autónoma, Massud Barzani.
Poco después, otro coche bomba estalló al paso del convoy de un dirigente de esa formación, Mohamed Kamal, miembro del Consejo Provincial de Kirkuk, quien resultó herido, cuando se dirigía al lugar del primer atentado.
En la ciudad de Tuz Khurmatu, 220 kilómetros al norte de Bagdad, otras cinco personas fallecieron y 40 resultaron heridas al explotar otro carro bomba estacionado cerca de las oficinas de la Unión Patriótica del Kurdistán, del presidente del país, Jalal Talabani.
Asimismo, otros cinco ataques en Bagdad se cobraron la vida de seis personas, entre ellas tres policías, cuyo vehículo en que viajaban fue incendiado en un ataque de hombres armados en la zona de Al Shaab, al noreste de la capital iraquí.
En Faluya, 50 kilómetros al oeste de Bagdad, otras cuatro personas resultaron heridas al estallar una bomba durante el funeral del diputado de la alianza opositora Al Iraqiya Saadun al Isaui, muerto la víspera en un atentado suicida.
Hasta ahora ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad de esos atentados, pero los militantes sunitas suelen perpetrar olas de violencia en un intento por desestabilizar al gobierno y empujar al país hacia la violencia sectaria.
Estos hechos se producen en vísperas de las negociaciones entre el gobierno central iraquí y las autoridades autónomas del Kurdistán para aliviar tensiones a causa de la disputa por los campos petroleros y de la propia ciudad de Kirkuk, que ambas reclaman como suya.