El técnico de la selección nacional de futbol de Costa Rica, Jorge Luis Pinto, habla en rueda de prensa. (EFE)
Calientito, con esa ansiedad de cobrar el eterno dominio mexicano sobre Costa Rica, así velan armas los ticos, con miras a su último encuentro del hexagonal. Y aunque se encuentran clasificados al Mundial de Brasil 2014, la lluvia de críticas por el tropiezo sufrido en Honduras derrite a los centroamericanos, tanto así, que el técnico Jorge Luis Pinto le ha prometido a la afición un 11 estelar, muy parecido al empleado contra Estados Unidos.
"Contra México jugaría el mismo equipo que enfrentó a Estados Unidos", anticipó Pinto al diario "Al Día". El mensaje es claro... cerrar con un triunfo la ronda eliminatoria y, de pasadita, despachar a México. Algo superior al "Aztecazo" aplicado por ellos en 2001.
Ayer, al término de la práctica realizada en las instalaciones de Proyecto Gol, el delantero Joel Campbell se mostró desafiante: "Los mexicanos tienen que aprender a respetar. Siempre nos han visto por encima del hombro, pero vea usted, ahora tienen que venir a sufrir a Costa Rica", comentó, sin dar tiempo a más especulaciones.
"Se debe ser humilde y jugar con todos los equipos, sean buenos o malos y respetarlos como tales", añadió y categórico lamentó: "Ellos a veces se creen España", en alusión al vigente campeón del mundo.
"El del martes será otro partido. Ellos tienen la presión, nosotros sólo saldremos a disfrutar, porque estamos en casa y debemos ganar", enfatizó Campbell.
Las playeras ticas se ofertan en distintos puntos de la ciudad, mientras que los periódicos expresan fortalezas y curiosidades, en torno del duelo eliminatorio, en el que el Tri se jugará al menos garantizar la repesca contra Nueva Zelanda.
"Sele, la electora de la esperanza mexicana de ir a Brasil 2014", dice 'La Nación'. Y destaca que "el triunfo costarricense y una victoria panameña dejarían a México sin su boleto al Mundial".
Sin embargo, el rotativo "La Teja" da juego a los pronósticos del Brujo Mayor, quien anticipó un triunfo verde por 0-1 en el estadio Nacional.
Para darle mayor sabor al asunto, autoridades sanitarias anticiparon una alerta, debido a la preocupación que genera el arribo de mexicanos a territorio costarricense, ante el brote de cólera en el estado de Hidalgo. Sin embargo, en el aeropuerto internacional Juan Santamaría, no existe una revisión especial hacia los visitantes que desde días antes se han dado cita.
El domingo resulta soleado, con una ligera llovizna por la tarde, que levanta más el calor. Las familias comparten los encuentros llaneros en los verdes campos que rodean al estadio Nacional.
Ahí, nada falta a los regordetes competidores, quienes le meten duro y luego preparan los platillos tradicionales, como el casado, que se compone de un "maduro" (plátano) o el delicioso asado de lomito.
Hay quienes prefieren aprovechar el fin de semana y escaparse a alguna playa en Costa Rica, que se frota las manos, porque nadie se quiere perder el adiós de México, una histórica eliminación.
Jugarán con presión del rival
La guerra de declaraciones le pone sabor al partido entre Costa Rica y México. Bryan Ruiz le entra al intercambio y desafía al Tri, convencido de que la desconfianza de los nuestros va a ser aprovechada por los ticos, este martes en el Estadio Nacional.
"Ellos se sienten presionados y están nerviosos. La desconfianza se ha apoderado de ellos y es que ahora todos los equipos les juegan sabiendo que les pueden sacar puntos y sin miedo", alertó el capitán del seleccionado tico.
Además, "ellos no habían ganado en el Azteca y este último partido (contra Panamá) se les complicó. Esa desconfianza de no haber ganado permite a los equipos sentir que le pueden sacar puntos a México y eso les da presión a ellos, además de que no están en su mejor momento, pero no dejan de ser una selección de respeto, por lo que va a ser un partido muy difícil el próximo martes. Ellos nunca habían sufrido tanto como ahora, pero todavía tienen posibilidades y van a luchar hasta el final".
Convencido, Bryan pide apoyo, para que México sienta el peso de su afición.