¿Del tropezón al rebote?
En 2013 la economía mexicana sufrió un fuerte tropezón. Si en 2012 el producto interno bruto creció 3.9 por ciento, hoy nos acercamos al fin de este 2013 con una expansión apenas superior al uno por ciento, menor a la de la población.
En alguna medida, esta caída ha sido producto de factores externos. La economía de Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, perdió ímpetu mientras Europa sufrió una nueva recesión. Las remesas de los mexicanos, si bien empezaron a mejorar en los últimos meses, se mantienen a niveles bajos en comparación con las que se recibían con anterioridad.
Pero también hubo factores internos. Al parecer, el gasto del gobierno no se ejerció en tiempo y forma, aunque la Secretaría de Hacienda afirma que, si acaso, el retraso fue pequeño. Más importante fueron la escasez y los altos precios del gas natural durante el año, debido a que la producción nacional ha caído, mientras que la red de gasoductos que distribuyen en México el combustible de Estados Unidos está ya saturada. El Banco de México ha señalado que esta escasez de gas fue particularmente importante en el segundo trimestre de 2013.
A pesar de la lentitud del crecimiento de la economía, el número de empleos registrados en el IMSS siguió aumentando, aunque a un ritmo más lento. En los nueve primeros meses del año se registró un incremento de alrededor de medio millón de empleos formales. En parte esto se debe a la reforma laboral.
Ahora, la gran pregunta es qué ocurrirá en 2014. El gobierno de la república está pronosticando una expansión del 3.9 por ciento que, en caso de lograrse, representaría un rebote espectacular. La Secretaría de Hacienda considera que la reforma fiscal que realizó este año puede ser el impulso de este crecimiento.
Una fuerte alza de impuestos, como la que se ha decretado para 2014, difícilmente generará inversiones y un mayor crecimiento económico. La reforma está quitando más de 200 mil millones de pesos a empresas y personas que trabajan en la economía formal para entregarlos al gobierno. Éste piensa utilizar el dinero para crear nuevos programas sociales, como una pensión universal para adultos mayores y un seguro de desempleo, ambos sin aportaciones para generar reservas. Los programas podrían ser socialmente beneficiosos, pero no generan nuevas inversiones ni actividad económica.
En realidad, la gran esperanza para generar un mayor crecimiento económico proviene del mayor déficit de presupuesto desde la gran crisis económica de la década de 1980. Este déficit ascenderá a más de 700 mil millones de pesos en 2014. El 16 por ciento del gasto público será financiado con nueva deuda y no con ingresos.
La inyección de dinero deficitario generará crecimiento, como lo lograron Luis Echeverría y José López Portillo en los años setenta, pero puede llevar también a una crisis económica en el futuro, como ocurrió en los ochenta. Por lo pronto, el gobierno nos está prometiendo una recuperación económica en 2014, que sería poco menos que espectacular.
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