El presidente de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), Joseph Blatter, denunció ayer que los gobiernos de Francia y Alemania ejercieron presión política sobre funcionarios del organismo para que votasen por Qatar para ser sede del Mundial 2022.
Tras reunirse con el Papa Francisco en El Vaticano y durante una rueda de prensa que tuvo momentos de tensión, el dirigente de la FIFA respondió a los cuestionamientos sobre los derechos de los obreros que construyen los estadios en Qatar.
Esto, luego que el organismo de defensa de los derechos humanos, Amnistía Internacional, publicase esta semana un documento de 169 páginas que denunció los abusos a los cuales serían sometidos los trabajadores, con jornadas de hasta 12 horas, siete días de la semana, inclusive en verano.
Al respecto, el dirigente suizo aseguró que ya entró en contacto con todas las organizaciones posibles, entre ellas Amnistía, con cuyos representantes sostendrá pronto un encuentro en Berlín.
Precisó que ha ido personalmente al país árabe para darse cuenta de la situación y escuchar la otra campana, además de anticipar que dará un monitereo constante al tema y a inicios de marzo se volverá a analizar.
Visiblemente molesto sostuvo que el Comité Ejecutivo de la FIFA y él mismo deploran lo ocurrido pero recordó que las grandes empresas presentes en Qatar, muchas de ellas europeas, son responsables por sus empleados.
"Los europeos están molestos pero en su momento hubo presión política de los países europeos para que se lo diéramos (el Mundial) a Qatar, porque tienen muchos intereses económicos. Los países que hicieron presión a quienes votaban en la FIFA fueron Francia y Alemania", señaló.
"Ahora los políticos, los gobiernos y el Parlamento Europeo dan ligeramente su opinión sobre esto. Es muy fácil para ellos decir que todo es responsabilidad de la FIFA".