El presidente Barack Obama dijo hoy que no cederá a ninguna demanda de los republicanos como condición para autorizar el techo de la deuda, al acusarlos de actuar de forma irresponsable y motivados por su obsesión con la Ley de Salud Asequible.
“No va a haber negociación sobre esto. Los estadounidenses no son peones de algún juego político”, señaló el mandatario a la vez que advirtió que las consecuencias de una eventual negativa republicana sobre este tema serán peores para la economía que aquellas por el cierre de gobierno.
Al hablar durante una aparición pública en la vecina localidad de Rockville, Maryland, el mandatario afirmó que esta negativa se traduciría en una moratoria en el pago de la deuda federal, con efectos que se harían sentir también fuera del país.
“Estados Unidos es el centro del mundo económico, de manera que si nosotros fallamos, todos pagarán el precio”, dijo.
La postura del mandatario pareció anticipar que la actual batalla política se intensificará en uno días más cuando el Congreso deba discutir y aprobar un techo para que el gobierno federal pueda contraer más deuda.
El Departamento de Tesoro notificó días atrás al Congreso que Estados Unidos quedará sin capacidad de endeudamiento este 17 de octubre a menos que se alcance un acuerdo sobre el techo de la deuda de 16.7 billones (millones de millones) de dólares.
La estimación del gobierno apunta a que para esa fecha Estados Unidos deberá pagar 30 mil millones de dólares y la negativa a autorizar un nuevo tope llevaría a una declaratoria de insolvencia financiera por primera vez en la historia del país.
Obama dijo que tal escenario equivaldría a un “cierre” económico y sería “dramáticamente peor” que el cierre del gobierno.
“En un ‘cierre’ económico, millones de estadounidenses, no sólo los trabajadores federales enfrentarán dificultades económicas reales”, indicó Obama, al añadir que con ello el país podría colocarse en la antesala de una nueva recesión.
El mandatario insistió en su demanda para que los republicanos en la Cámara baja permitan un voto sobre el presupuesto sin condiciones, anticipando que existe un número suficiente de legisladores que votaría a favor y en consecuencia por la reapertura del gobierno.
En este sentido Obama dijo que el único obstáculo para ello es el líder de la mayoría republicana en la Cámara baja, John Boehner, con quien se reunió la tarde del miércoles en la Casa Blanca junto con otros líderes del Congreso.
“Él no quiere hacer enojar a los extremistas de su partido”, dijo Obama al aludir la negativa de Boehner para permitir un voto sobre una propuesta de presupuesto ‘limpia’, sin condiciones como negar fondos a la ley de salud.
Obama reiteró su disposición de negociar con los republicanos sobre cualquier tema relativo al presupuesto “pero no con un arma apuntando a la cabeza de los estadounidenses”.
“Nadie demanda el pago de un rescate a cambio de mantener el gobierno funcionando y para que cumpla sus funciones más básicas”, dijo.
Para el mandatario el trasfondo de la actual crisis política no tiene nada que ver con consideraciones económicas y mucho con la ley de salud, el principal logro en materia doméstica de su gobierno.
“Todo esto tiene que ver con una sola cosa: La obsesión republicana para desmantelar la Ley de Salud Asequible”, dijo.
