En su primer encuentro con medios de comunicación el Papa Francisco dijo que desea una Iglesia Católica "pobre y para los pobres"; además en sus primeras actividades está marcando la pauta de lo que será su Pontificado, el llamado a los Cardenales y Obispos de estar más cerca de sus feligreses e incluso del desapego a lo material incluye también la crítica a la sed de poder y critica al mismo tiempo la corrupción. Desde luego que esto no va sólo a la jerarquía católica, el mensaje es para todos ya que las turbulencias económicas han mostrado las injusticias sociales y el abuso en algunos países del poder político.
Lo anterior tiene una razón de ser ya que como antes digo no es un mensaje sólo para la iglesia ya que debe ser atendida por los líderes en todo el mundo; los contrastes entre la prosperidad de diversas naciones occidentales y la extrema pobreza de algunos países del Tercer Mundo origina mucho escrutinio sobre cómo puede ocurrir lo anterior. Se tiene claro muchas realidades, la incapacidad de distinguir entre la casualidad y la culpabilidad ha producido diversidad de opiniones encontradas y cada Gobierno trata de ocultar la cruda realidad, hasta que la sociedad se harta.
Por mucha diferencia que pueda existir entre una y otra parte del mundo es indudable que se ha cometido un pecado de omisión y desatención hacia los más necesitados; la culpabilidad y la causalidad al parecer, no se limita a los temas por la pobreza en muy diversos países.
Desde tiempos históricos las guerras han sido motivadas por el poder y la riqueza, los conquistadores destruyen las economías de los vencidos y los más desamparados quedan inermes entre las luchas por la supremacía. Las culpas se reparten y las diferencias existentes no son explicadas y se trasladan a otras generaciones; si el intento por convertir la casualidad en sinónimo de culpabilidad adopta la forma de culpar a la explotación económica de la pobreza y para marcar la diferencia el término conocido es "El Tercer Mundo", es como decir utópicamente que las naciones prósperas no tienen mucho contacto con las más indigentes.
Lo ya mencionado desde luego que tiene muchas complejidades y cada país por sí mismo, salvo algunas excepciones, tratan como antes dije, de ocultar las desigualdades sociales, incluso hasta reprimen las inconformidades de la sociedad. Cuando me refiero a las naciones del Tercer Mundo dan la impresión de que existe sólo un grupo de países que son diferentes de otros, incluso lo que sucede en nuestro país lo cual sería una falacia, sin embargo ya sabemos que el nuevo gobierno reconoció la pobreza extrema que existe y emprendió un programa que esperemos no sea mediático.
Lo anterior nos lleva a la conclusión de lo que en diferentes sexenios se ha dicho que la pobreza ha ido disminuyendo, la política social que se lleva a cabo en el país no ha ofrecido alternativas en la reducción de la pobreza por lo que se requiere urgentemente de una mayor articulación de los programas de política social, aunado a una mayor vinculación de los organismos de gobierno en todos los niveles e involucrar a la IP, ya que sólo de esta manera, se podrán alcanzar mejores resultados que desde luego desafortunadamente serán a muy largo plazo de llevarse a cabo.
