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Después de vivir

Diálogo

YAMIL DARWICH

Indudablemente que el orden natural se rige por reglas bien definidas; entre ellas el bien y el mal; principio y fin; causa y efecto.

Somos seres que estamos sometidos al principio de "causa-efecto"; programados a aceptar como natural que todo aquello que inicia debe terminar y al principio le sigue un fin. Aún así, nos resistimos a ello.

Nos rebelamos al principio de orden, que en biología aprendemos como nacimiento, crecimiento, maduración, reproducción, envejecimiento y muerte, buscando -a veces desesperadamente- contestarnos la pregunta que genera temor, dolor e incertidumbre: ¿Qué va a pasar después de mi muerte?, pregunta hecha por Don Miguel Ángel Prado.

Algunos contestarán: nada, simplemente desaparecerás de la Tierra y tu cuerpo se reintegrará a la naturaleza. Sin embargo, la gran mayoría nos resistimos a aceptarlo y seguimos cuestionando; de ahí nacen múltiples explicaciones, creencias que se transforman en base para crear religiones.

Estudiando a la muerte, algunos investigadores han tratado de definirla hasta el punto de quedar sin explicación.

Nuestro cuerpo es maravilloso; sistemas trabajando en armonía para mantener la vida. Cuando alguno falla, inmediatamente empieza la reparación, aun sin darnos cuenta; pronto aparecen los síntomas y los signos que identifican los médicos como alerta, interviniendo, buscando reestablecer ese orden perdido: la salud.

Sabemos que nuestro cerebro, si así lo requiere, irá ordenando a cada uno de los sistemas, según convenga, que dejen de trabajar para evitar consumo de energía -azúcar y oxígeno- necesaria para mantener las funciones básicas del cuerpo.

Así apaga al aparato digestivo, por ejemplo, cosa que solucionamos parcialmente con cánulas que le pasan alimento por la sangre; luego seguirán otros órganos, quizá los pulmones o riñones, habiendo diseñado máquinas que les suplen, al menos parcialmente y por un tiempo que puede ser largo.

De continuar, tal vez el cerebro nos quite la conciencia -se "desconecte"- siguiendo el mismo principio de ahorrar energía, haciendo que las funciones corporales se vayan deteniendo, una a una, según su importancia, hasta llegar a la imperiosa necesidad de desconectar el corazón y que deje de latir. Aún así, podemos estimularlo e insistirle obligándolo a que siga bombeando sangre, aunque es algo más difícil y en muchas de las ocasiones obtenemos pobres resultados.

Algunos científicos han descrito esos momentos críticos argumentando que son la causa del túnel que algunos han visto, con una oscuridad profunda y que, al final del mismo, distingamos una luz lejana, el último recurso energético para sostener la vida.

La explicación para los creyentes de otra "vida después de la vida", del túnel que les lleva a ella identificándolo como el camino a Dios.

Los científicos han descrito procesos bioquímicos de la muerte; entre ellos la autodefensa del cerebro, con liberación de dopamina y otras sustancias que nos ayudan a perder la ansiedad y el temor a la muerte; de hecho, los moribundos tienen un momento de paz y tranquilidad aparente antes de morir; quizá usted haya tenido esa experiencia al presenciar a algún agonizante cercano.

LUEGO NO HAY MÁS

Y de nuevo quedamos con el mismo cuestionamiento: ¿qué hay después de la muerte?

Por lo pronto, en tanto no encontremos mejor explicación, podemos explorar las muchas teorías existentes, como las religiosas, con un dios omnipotente que nos espera para juzgarnos al final del camino, incluidos los oportunistas que se aprovechan y los materialistas, algunos argumentando que no hay nada más allá de la muerte.

Entre todos, existen otros que hablan del renacimiento a una nueva vida, otra oportunidad de respirar, ser y hacer; le llaman Reencarnación, idea aceptada por una gran parte de creyentes musulmanes.

Algunos tratan de justificar la inmortalidad explicando que al final de todo queda el mensaje genético; ¿Acaso nuestros hijos no tienen nuestra misma carga de genes?, ¿no somos el mismo mensaje de vida en un cuerpo diferente?

Para ellos, las más simples formas de comprobación son las enfermedades hereditarias, aunque no tienen respuesta al aprendizaje por las vivencias y el espíritu. ¿Qué piensa?

La astrofísica da una nueva oportunidad de entendimiento con su "Teoría de las Cuerdas", que sumada al pensamiento de Gottfried Leibniz -1646-1716- que definió la "Teoría de las Mónadas" retomando pensamientos hindúes y medio orientales, dan otras alternativas de entender lo que los psicólogos han llamado "Conciencia Universal". Pero tampoco nos es suficiente explicación.

Krishnamurti, pensador libre, trata a la muerte como el "temor al apego", dejando entrever su idea de fusión universal; sin embargo, también se pregunta sobre el bien o mal ser como humano; la justicia del premio o castigo.

Lo cierto es que debemos comprender que hacer el mal produce dolor psíquico, aun tardíamente, mientras el bien genera sensaciones de plenitud, bienestar y felicidad. Dicho simplemente: aprender a ser buenos, no por premios o castigos externos, sino por nosotros mismos. ¿Qué piensa?

ydarwich@ual.mx

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