Destruyen su carrera
Dentro de Hollywood, el factor del cambio súbito es moneda corriente.
Súbitamente se puede arribar al status de estrella, e igual, se puede perder.
Hay intérpretes que después de ganar un Oscar nunca más pudieron equiparar ese momento de gloria, y hay otros que simplemente tomaron una decisión errónea y ya nadie quiso volver a verlos.
A continuación cinco actores que destruyeron su carrera:
Brandon Routh en Superman regresa
Se suponía que el rol de Superman -independientemente del mal karma que siempre lo circundó- iba a convertirse en el trampolín de Brandon Routh, en el papel que no sólo lo iba a consolidar como una figura conocida sino que además le iría a preparar el terreno para una abundante filmografía posterior.
Pero la alegría le duró muy poco. ¿El problema? Si bien el actor parecía perfecto para el personaje, Superman regresa fue un verdadero traspié en la carrera del director Bryan Singer y una decepción para los fanáticos de la saga.
Asimismo, las críticas fueron lapidarias con su protagonista, quien simplemente carece de carisma como para propulsar un filme por su cuenta. ¿Qué vino después? Poco y nada.
Porque si bien muchos disfrutamos de su personaje de Todd (uno de los siete ex novios malvados de Ramona en Scott Pilgrim), ese breve lapso de comedia no fue suficiente para que su carrera continúe en movimiento.
Eddie Murphy en Norbit
¿Se acuerdan de Jeff Portnoy, el actor apócrifo interpretado por Jack Black en la maravilla de Ben Stiller, Una guerra de película? Portnoy era el prototipo del comediante líder en el humor escatológico más básico y menos divertido, quien por lo general tenía un ego tan grande que se ponía en la piel de varios personajes al mismo tiempo, para demostrar así su versatilidad.
La sátira de Stiller sobre los diversos modelos de actuación que abundan en Hollywood se enfocó, a través del mencionado Portnoy, en intérpretes como Martin Lawrence y, claro, Eddie Murphy. Norbit es la quintaesencia de esa clase de humor inconsistente, cero provocativo, y esencialmente básico.
Norbit es, además, una "comedia" que se estrenó simultáneamente con Soñadoras, el musical que le podría haber dado el Oscar al actor. Las versiones aseguran que la estatuilla dorada fue para Alan Arkin (Pequeña Miss Sunshine) porque los miembros de la Academia no concebían que cayera en manos de quien lideraba Norbit con total orgullo.
Lindsay Lohan en Devuélveme mi suerte
No es secreto que Lindsay Lohan era una comediante sumamente prometedora. Incluso podríamos decir que había traspasado la mera promesa para convertirse en una actriz con talento de sobra.
La seguidilla de filmes que demostraron esto fueron Juego de gemelas, Un viernes de locos y, por sobre todo, la brillante Chicas pesadas.
De todos modos, y aunque el recordado Robert Altman la incluyó en su última película, la filmografía de Lindsay comenzó a desdibujarse al tiempo que su vida personal se volvía cada vez más turbulenta.
La comedia que marcó el punto de no retorno fue Devuélveme mi suerte, un filme que ni siquiera se disfruta como placer culposo. Posteriormente, la energía de Lohan fue puesta en salidas nocturnas y escándalos varios, ya que su carrera incluyó ese despropósito titulado Sé quién me mató, la biopic sobre Elizabeth Taylor, Liz and Dick que la puso nuevamente en el centro de atención pero por las razones equivocadas, y la innecesaria Scary Movie 6.
Lo cierto es que aunque intente generar un comeback como princesa trash con The Canyons, lo mejor de Lohan está concentrado en los inicios de una carrera que, no sólo por un personaje sino también por una concatenación de factores, ya parece haberse concluido.
Halle Berry en Gatúbela
En su momento habíamos contrapuesto a las distintas Gatúbelas del cine, a propósito del gran trabajo que hizo Anne Hathaway en Batman, el caballero de la noche asciende.
El consenso parecía ser que nadie estaba a la altura de Michelle Pfeiffer y su icónica interpretación en el Batman noventoso de Tim Burton. En el medio, claro, estaba Halle Berry, completamente desdibujada a la hora de ser comparada con su predecesora y sucesora.
Para empezar, la Gatúbela a la que le dio vida la actriz poco tenía que ver con Selina Kyle, o con el universo de Batman a secas.
En segunda medida, Berry se limitó a desplegar su faceta de mujer fatal, con un traje que dejaba poco a la imaginación, como si se estuviera divirtiendo en una fiesta de disfraces.
Lo único rescatable del filme de Pitof es que tiempo después la propia Berry se haría cargo de su pésimo trabajo, yendo a recibir el premio Razzie a la peor actriz, demostrando que puede reírse de sí misma cuando quiere.
¿Con qué nos encontramos posteriormente en la carrera de la ganadora del Oscar? Haciendo a un lado su rol de Storm en X-Men, con Seduciendo a un extraño, Año nuevo y Movie 43. Sólo Cloud Atlas hizo más interesante el panorama.
John Travolta en Campo de batalla: la Tierra
¿Se acuerdan de Campo de batalla: la Tierra? Suponemos que John Travolta no quiere recordarla tampoco.
Repasemos la mala movida que hizo John Travolta en su carrera. Luego del éxito obtenido con dos roles (el de Tony Manero en Fiebre de sábado por la noche y el de Danny Zuko en Vaselina), su filmografía comenzó a oscilar entre películas tibias (Perfecto) y comedias decentes pero no demasiado notables (Mira quién habla y su secuela).
El futuro parecía brillante para Travolta y, a pesar de algunas excepciones como Colores primarios y Una acción civil, todo se volvió entre oscuro e irrisorio cuando se sentó en la silla de productor y se cargó al hombro un proyecto personal titulado Campo de batalla: la Tierra.
La película, también protagonizada por Travolta, fue considerada un vehículo para transmitir postulados de la Cienciología, pero, sobre todo, simplemente una de las peores obras de ciencia ficción jamás concebidas.
Desde ese momento en adelante, la filmografía de Travolta jamás se recompuso y sólo John Waters la revivió un poco cuando en la readaptación de su propia película Hairspray -con dirección de Adam Shankman- le dio el gran papel de Edna Turnbland.