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Diálogos de bioética

ROSAURA RUIZ

Recientemente se presentó en la Feria del Libro de Guadalajara el libro "Diálogos de bioética. Nuevos saberes y valores de la vida" (FCE, UNAM 2013), coordinado por Juliana González y Jorge Linares. Reúne 23 capítulos, todos ellos resultado del trabajo del Seminario Universitario de Bioética de la UNAM, fundado y dirigido por la doctora Juliana González (por cierto, como resultado de la importante labor desarrollada por dicho seminario el rector lo convirtió en Programa Universitario y nombró al doctor Jorge Linares Coordinador). Se trata de una vastísima obra en la que se lleva a cabo la nada sencilla tarea de pensar la vida, de reflexionar sobre el fenómeno fundamental de nuestra existencia y de intentar dar solución a algunas de las problemáticas a las que nos enfrentamos los seres humanos, precisamente porque somos vida autoconsciente y porque la nuestra es una especie con capacidades éticas, que puede y debe mejorar la forma en que se relaciona con el mundo.

Pero también este libro es especial en tanto que es un producto ejemplar y paradigmático de una institución de educación superior pública como la UNAM. Ejemplar por la calidad de su contenido, la seriedad, actualidad y originalidad de las investigaciones que le dan sustento; porque muestra conocimientos de alta especialización de una forma accesible para cualquier lector y por su naturaleza dialógica y abierta en donde todo se discute. Paradigmático porque en él se conjugan muchas de las principales características, virtudes y aspiraciones de nuestra máxima casa de estudios: el diálogo interdisciplinario; la diversidad de perspectivas conviviendo de manera constructiva; el encuentro multidireccional entre las ciencias y las humanidades; la producción y reproducción de conocimientos; la colaboración académica, crítica e innovadora; y, entre otras cosas, la divulgación científica y humanística, con un profundo compromiso social y humano.

Tan sólo para mostrar su riquísimo origen transdisciplinar habría que decir que en su realización participaron 34 académicos pertenecientes al Programa Universitario de Bioética de la UNAM que son especialistas en disciplinas tan variadas como biología, genética, neurociencias, medicina, psicología, filosofía, derecho, medicina veterinaria, historia y letras modernas. Todos ellos analizaron, desde su disciplina, las consecuencias de una mirada a lo viviente desde la perspectiva de la ética. También es relevante mencionar que en este libro se dan diálogos de sumo interés porque nos ayudan a superar posturas deterministas y reduccionistas; a reflexionar críticamente acerca de nuestro ancestral y arrogante antropocentrismo; y a superar los prejuicios que menoscaban nuestra comprensión del mundo, de la vida y de nosotros mismos.

Además de los temas más conocidos de la bioética, como los derechos humanos y los de los animales, la relación genética-ambiente, la diversidad sexual, la clonación, la eugenesia y otros; se incluyen análisis sobre la pobreza y la justicia distributiva, el valor de la vida en Nietzsche, el concepto de vida en la obra de J. M. Coetzee, la crítica de Hannah Arendt a los totalitarismos. Este último analiza, como se hace también en el film de Margarethe von Trotta sobre Hannah Arendt (este capítulo fue presentado en el seminario tiempo antes de que apareciera la película), el tratamiento de la filósofa del caso Eichmann. Ambos, capítulo y película, destacan la visión de Hannah sobre el mal que resulta de la existencia de humanos con la posibilidad de dejar de pensar y así poder actuar obedeciendo órdenes, sin el menor análisis.

Nos enfrentamos a una obra que, además de mostrarnos concisa y seriamente un ámbito expandido de nuestra responsabilidad ética hacia la vida toda y hacia el cuidado del planeta, nos reafirma algo fundamental: que los seres humanos no estamos determinados genética ni culturalmente; que somos producto tanto de nuestra herencia biológica como de nuestro ambiente sociocultural, pero también de las decisiones que tomamos; que las similitudes y continuidades entre la humanidad y el resto de las especies evidencian la hermandad entre todas las formas de vida que han evolucionado en nuestro planeta y, sobre todo, manifiestan que la Tierra es el hogar compartido al que pertenecemos, que definitivamente no nos pertenece, y del que como especie ética hemos de asumirnos como sus principales responsables.

(Directora de la Facultad de Ciencias, UNAM)

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