Dólares. En la imagen los documentos entregados por la arquidiócesis de Milwaukee que prueba la transferencia de Dolan.
El nuevo escándalo de corrupción que ha sacudido al Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco Vaticano, tuvo ayer sus primeras consecuencias con la dimisión del director general, Paolo Cipriani, y el vicedirector, Massimo Tulli.
La dimisión de ambos fue aceptada por la Comisión de Cardenales y el Consejo de Supervisión y se ha producido tres días después de la detención de tres personas, entre ellas el prelado Nunzio Scarano, acusadas de fraude y corrupción en el marco de una investigación sobre supuestas irregularidades en el IOR.
Scarano fue responsable del servicio de contabilidad de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), que gestiona el capital inmobiliario del Vaticano. Con estas dimisiones se acelera la reforma del banco vaticano, según precisó ayer su presidente, Ernest von Freyberg, después de que el 26 de junio el papa Francisco creara una comisión formada por cinco personalidades para investigar y aportar transparencia al IOR, envuelto desde hace años en escándalos financieros. Ayer también ofrecieron documentos en donde se revela que el cardenal de NY, Timothy Dolan, transfirió en 2007 57 millones de dólares a un fondo fiduciario de la Iglesia Católica para protegerlos de demandas por abusos sexuales, según documentos revelados por la archidiócesis de Milwaukee.