SE GANÓ EL DON por méritos propios, ni él se lo puso ni exigió que se lo antepusieran. En Coahuila al dirigirse a él o al referirlo, no se omitía anteponerle el Don. Fue verdadero producto de la cultura del esfuerzo que desde su muy temprana juventud, manifestó la preocupación por resolver y atender los problemas que aquejaban a los menos favorecidos de la fortuna. Ahí encontró su vocación política a la que dedicó toda su vida, pero siempre entendida ésta, en su más pura acepción: "Como la gran oportunidad para servir a sus semejantes y de usarla únicamente para servir a los otros y no para servirse de ella".
SE DICE QUE A LOS HOMBRES se les conoce por sus actos y por sus obras no por sus buenas intenciones. En este contexto sería inútil tratar de hacer un panegírico de la fructífera vida de Don Braulio Fernández Aguirre, toda vez que sus obras y sus hechos están a la vista de todos y como dicen los que saben: lo que se ve no se juzga, pero sí es prudente hacer mención de algunos ángulos significativos de su personalidad y vida pública, esto muy especialmente para el conocimiento de las nuevas y recientes generaciones que ahora están tan desilusionadas de todo aquello que huela a política o políticos.
FUE UN GOBERNANTE que cuando ejerció el poder lo hizo con mesura y jamás con el más mínimo asomo de soberbia, arrebato o prepotencia. Ningún gobernado o peticionario por humilde que éste fuese, siempre los escuchaba con respeto y caballerosidad. Se caracterizó también por su energía como gobernante, pero además por la prudencia, trato fino y el inteligente sentido del humor. Cuidadoso político en su vida política ya como funcionario público ya en su vida privada.
UN FUNCIONARIO estricto y alerta vigilante de los fondos públicos, pero también de aquellos que los cobraban o administraban. Veló con celo el gasto público cuando fue gobernador y durante su dos gestiones como Presidente Municipal.
Cuando alguien lo consultaba o pedía consejo sobre sus intenciones de entrar a la política, les decía: "Que quieras entrar a la política está muy bien, pero no busques ni trates de vivir de ella". Este principió lo cumplió a cabalidad durante toda su la larga y fructífera carrera de funcionario público.
JAMAS FUE SEÑALADO por la prensa o los medios de deshonesto, y si pudo tener algún enemigo, (que en política sobra) fue como consecuencia de no haber permitido el desvío de recursos propiedad del Estado o del Municipio de Torreón. Su vida familiar a lado de su recordada esposa Doña Lucía A. de Fernández Aguirre fue ejemplar. Así pudo formar una familia que ha sabido servir en muchas áreas de la vida social, económica y política de nuestra comarca.
SU RECUERDO persiste de tal manera en esta ciudad, que cualquier persona ya mayor, se trate de un locatario de los mercados municipales, de algún colono en las zonas marginadas de la ciudad, como cualquier campesino o ejidatario, pequeño, ganadero, industrial, empresario o miembro de los altos estratos del poder económico, lo recuerdan con respeto y cariño; esto a cincuenta años de su gestión.
DON BRAULIO ENCARNA ese tipo de político que quisieran tener los mexicanos en los cargos públicos, muy especialmente como alcaldes o gobernadores. Con ese pensamiento se le concedió el reconocimiento, caso único en el país y a 50 años de haber terminado su gestión, de ser el quizá el único presidente municipal (al que en vida), se le haya erigido una estatua en su ciudad, sin que hubiera en ningún momento una sola manifestación de desacuerdo o protesta.
AHÍ EN EL CAMELLÓN central de la calzada Colón y avenida Presidente Venustiano Carranza, quedó indudablemente reconocido por los propios habitantes de esta ciudad y por los coahuilenses todos a los que en su momento sirvió como Gobernador del Estado, la confirmación de haber cumplido con su deber como hombre y como un servidor público y sin tacha. Con ello se corrobora que se trató de un raro "garbanzo de a libra" en la vida política de nuestro estado.
DESCANSE EN PAZ Don Braulio.
