¿Dónde están los derechos de las víctimas?

Gran indignación ha causado entre muchos ciudadanos el amparo concedido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a una persona sentenciada por el homicidio de una mujer. El crimen se cometió el 24 de noviembre de 2010, el señor Sergio Vázquez Linas asesinó a la señora Hortensia Valdés para hurtarle 800 pesos, además en tal acto estuvo presente un niño de siete años, que era nieto de la hoy occisa.

Se le detuvo, fue juzgado y sentenciado el 9 de marzo de 2012, en dicho juicio testificó el nieto de la señora y las trabajadoras domésticas que laboraban en el lugar de los hechos. En los testimonios sobresalió que el asesino era conocido de la familia por lo que se le permitió el ingreso al hogar de la señora, además que al perpetrar el asalto y amagar a su víctima con un cuchillo el nieto corrió por el monedero y pidió al asesino no hacer nada a su abuela.

El señor Sergio Vázquez promovió un amparo ante la Suprema Corte de Justicia y el 10 de junio de este año, 6 ministros de la Suprema Corte le concedieron el amparo al considerar que no tuvo una defensa adecuada durante el juicio, pues el abogado defensor no estuvo presente durante algunas de las declaraciones y las audiencias.

Probablemente la SCJN actuó con bases sólidas para dicho amparo, pues al igual que en el caso de la francesa Florence Cassez, donde casi nadie duda de su culpabilidad, la ineficiencia de las policías (que simulan detenciones) ministerios públicos y de algunos jueces, hacen que los procesos terminen en amparos por irregularidades.

Sin embargo, la gran pregunta es ¿en dónde están los derechos de las víctimas?, resulta apropiado citar los comentarios de dos de los ministros que estuvieron en contra del amparo, en concreto el de la ministra Margarita Luna Ramos al afirmar que "este es un caso que en lo personal me parece patético, la situación aquí fue terrible, se mató a la abuelita delante de un niño de siete años, en alguna de las declaraciones se ve incluso la angustia del niño que dice: si lo que quieres es dinero, ahí está el monedero de mi mamá (abuela del niño)".

Y el del ministro Luis María Aguilar al decir que "la afectación a las víctimas, en estos casos la afectación a la familia, a la criatura que vio estas circunstancias, parece no tomarse en consideración".

Estamos ante una situación en la que muchas veces las víctimas son olvidadas por la ley y se favorece a los pocos delincuentes que son detenidos, porque si usted recuerda, en declaraciones de Raúl Plascencia, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en nuestro país el 99 por ciento de los delitos queda impune, es decir, sólo el 1 por ciento de los delincuentes es el que está en prisión y a ese 1 por ciento se les concede amparos.

Aunque el ministro José Ramón Cossío mencionó que es "francamente equivocada la imagen de que en la Corte unos ministros estén a favor de las víctimas y otros de los delincuentes", para muchos es lo que la Suprema Corte, en muchas ocasiones, proyecta. Y no es una mentira para ningún conocedor del tema ni para muchos que han pasado por situaciones como ésta, que en nuestro país muchas veces el derecho de los que cometen delitos son más importantes que los derechos de las víctimas de esos delitos.

Por cierto, el miércoles pasado, tres ministros de la Segunda sala de la SCJN, votaron en contra de amparar a un trabajador que fue despedido por tener VIH. El señor Yssel Reyes Delgado fue despedido de una institución bancaria, luego de que el área de recursos humanos hizo público la información clínica del afectado. No conocemos los detalles de dicha discusión porque fue a puerta cerrada, sin embargo, un ministro de la SCJN 'twittió' a un noticiero de televisión nacional, para afirmar que el amparo se negó al no demostrarse que el despido estuviera relacionado con la condición médica del señor Yssel.

En resumen la imagen que muchos tienen de la SCJN es que la justicia olvida a aquellos que sufren de los delitos, convirtiéndose la justicia en injusticia para las víctimas. Ya lo decía Paul Auster "Si la justicia existe, tiene que ser para todos; nadie puede quedar excluido, de lo contrario ya no sería justicia."