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Dos caras

No Hagas Cosas Buenas…

ENRIQUE IRAZOQUI

Ante una semana con mucho menos fragor en el ámbito local, los laguneros como el resto de los mexicanos, al enterarnos de la manera de proceder de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG) en el estado de Guerrero, no hace sino dejarnos a la gran mayoría atónitos.

Molestos los señores que cobran nómina como maestros en ese estado sureño de México, decidieron como nueva medida de presión marchar hacia las sedes del PRD, PRI, PAN y Movimiento Ciudadano, además de las oficinas de la Contraloría de Guerrero, para arrasar con sus instalaciones, a manera de protesta porque los diputados locales guerrerenses no habían legislado en contra de la reforma federal a la educación.

Además de estas acciones, las noticias corren en el mismo sentido de que el edificio donde residen la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México, era tomada, por no decir sustraída por un grupo de encapuchados que reclaman la expulsión de algunos compañeros de uno de los CCH del estado de México, condicionando la devolución del edificio si las expulsiones quedaban sin efecto, además de que las autoridades universitarias se abstuvieran de proceder judicialmente por el acto delictivo que están cometiendo estos paristas.

Por otro lado, el ex presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula Da Silva concedió una entrevista a Televisa a propósito de su viaje a Chiapas para acompañar al presidente de México, Enrique Peña Nieto, al inicio de la denominada Cruzada Nacional Contra el Hambre, ya que este gobierno que recién inicia, ha tenido el valor de reconocer e informar que en México, más de siete millones de personas sufren ya no de pobreza, sino de pobreza alimentaria, esto quiere decir que el uno de cada veinte mexicanos, de los más de 110 millones compatriotas que vivimos en el territorio nacional, siquiera les alcanza para comer con mínima dignidad.

Lula, desde mi humilde punto de vista, se ha convertido en un real referente político de nuestros tiempos. Durante el encuentro televisivo, describió el porqué para él el asunto del hambre se volvió obsesivo. Recordó que su origen paupérrimo, donde junto sus números hermanos pasaban noches alrededor de su madre en la cocina de su casa sin nada que comer. Lula señala que él no podía soportar la idea de que millones de brasileños, en un país con el potencial como el suyo, simplemente no tuvieran alimento alguno para llevarse a la boca.

Argumentó que cuando llegó al poder, implementó políticas públicas que contuvieran dos objetivos; uno de alcance inmediato y otro de mediano plazo. El inmediato es simplemente hacer las acciones necesarias para erradicar el hambre que los más pobres de su patria sufrían. Mientras que el objetivo de alcance medio era generar las condiciones para el extracto de la población en condiciones miserables, paulatinamente pudieran encontrar circunstancias que les permitirán salir de la miseria. Con ese firme objetivo, Lula logró sacar a más de 33 millones de brasileños de la pobreza extrema, y muchos millones más de ciudadanos, ascendieron de la clase baja (económicamente hablando) a la clase media.

El político brasileño además, al ser cuestionado sobre cómo hacer para sobreponer el interés común al interés partidario de los políticos mexicanos, respondió que eso se soluciona si los gobernantes en turno tienen las agallas y la responsabilidad de poder competir electoralmente, a través de un verdadero trabajo para con sus gobernados. Esto es, si un gobernador del PAN, o del PRD, así como alcalde de una extracción política distinta a la del presidente Peña, se esfuerce en superar la labor que realiza el Gobierno federal priista, bien tendrá como recompensa el reconocimiento en las urnas por sus gobernados.

La verdad es que celebro el inicio de la Cruzada Nacional Contra el Hambre, así como la determinación de este nuevo gobierno de llamar al problema con todas sus letras: en México hay hambre. Pero por el otro lado, frustra enardecidamente, la posición mezquina y pusilánime ante los hechos que se están viviendo en Guerrero y en la UNAM, porque esos profesores delincuentes, pueden transgredir la ley a sus anchas; saben que el Gobierno federal es cobarde y no los pondrá en cintura, políticamente no le conviene a la administración del presidente Peña. De igual forma lo que sucede en la UNAM, porque todos los daños que hemos visto, es contra el patrimonio de todos los mexicanos.

Así las cosas, la semana nos da dos visos de lo que se puede esperar de Peña Nieto. Por un lado muestra valor, responsabilidad y vocación de servicio, con el asunto de tratar de erradicar el hambre entre los mexicanos; y por otro, nos muestra su lado ruin, al utilizar la politiquería en vez de cumplir con la ley en el caso de los paristas guerrerenses así como los encapuchados, secuestradores de la Rectoría de la UNAM. Hay que hacer votos porque el presidente de México sea un reformador y estadista, y no un priista dispuesto a regresar las viejas y deleznables prácticas de partido en el pasado.

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