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Ecos electorales

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LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

Los resultados en Coahuila, en ocasión de las elecciones para renovar gobiernos municipales, son positivos.

El triunfo del Partido Acción Nacional en Saltillo, Monclova, Frontera, Sabinas y otros municipios del centro-norte del Estado, sumado a la recuperación del ayuntamiento de Ciudad Acuña por parte de la Unión Democrática de Coahuila y la reafirmación del Partido Verde en Parras, reivindican la autonomía de tales municipios frente al poder del Moreirato.

Los resultados son una proeza de la sociedad civil y de los partidos mencionados, que tuvieron el valor de enfrentar y vencieron en unas elecciones de estado, en las que el sometimiento del árbitro electoral a los intereses del sistema, el espionaje, la persecución, la violencia y la compraventa de votos y almas, estuvieron a la orden del día.

La participación del empresario Isidro López como candidato del PAN en la capital del Estado es un ejemplo de buen combate del hombre libre, que se juega su prestigio, su patrimonio y su pellejo en tiempos de crisis política y social, en aras de su patria y de su familia, a despecho de su propia comodidad.

Está claro que los tamaños del líder ciudadano, su vinculación con el PAN y la acogida exitosa de su propuesta por parte de los electores, tuvieron como palanca y punto de apoyo el mal gobierno que existe y sus amargos frutos: La megadeuda, la inseguridad y la ruptura del tejido social.

El hecho de que la obra pública en Saltillo, sea la cara presentable de la gestión de Moreira, no sedujo ni engañó a los electores. El ataque sistemático a las libertades cívicas, la sumisión del Congreso lacayuno que legitimó la deuda pública moreirista, y la inseguridad vinculada a la ineficiencia y corrupción de la Procuraduría de Justicia y a las corporaciones policiacas, impulsaron en la capital y en diversos rumbos del Estado, la participación cívica hacia el rescate de la dignidad individual y colectiva ultrajada.

Está claro que lo acontecido el domingo pasado es el principio del fin, del ominoso desgobierno que desde el año dos mil cinco impera en Coahuila, y abre la expectativa de la alternancia a cuatro años vista. Sólo ensombrecen este panorama alentador, los resultados en los municipios de la Comarca Lagunera, y en particular en la ciudad de Torreón.

En el caso de Torreón, merece ser reconocido el esfuerzo de un buen número de ciudadanos en apoyo de Jesús de León, que por desgracia no fue suficiente a causa de un divisionismo mortal que como sociedad nos tiene postrados. Es cierto que el PAN y su candidato a la alcaldíase disponen a litigar con grandes posibilidades de revertir el resultado, de acuerdo al principio según el cual no hay crimen perfecto. Sin embargo, la poca afluencia a las urnas en el momento de la votación, hoy hace depender el rescate de Torreón, de otros factores distintos al cómputo del día y hora en que tuvo lugar la cita con la historia.

Lo anterior debe de ser motivo de reflexión para cada uno de nosotros, respecto de lo que hemos hecho o dejado de hacer frente al peligro en el que nos encontramos, contribuyendo a que la pandilla depredadora y delincuente que mantiene cautiva a nuestra ciudad y región, permanezca en el poder.

Mientras Coahuila en su mayor parte se pone de pie, nuestra ciudad y región están en riesgo de convertirse en el último baluarte del Moreirato. ¡Qué vergüenza!

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