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Educación secuestrada, Congreso arrodillado

PATRICIO DE LA FUENTE

Según dijo ayer el periodista Carlos Puig, cosa que doy por buena al tener en mis manos el documento original, en la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados se contemplaban para su discusión y análisis en el pleno, ayer miércoles,las leyes secundarias de la Reforma Educativa, en las que se incluye la polémica ley del servicio profesional docente, pues en voz de los propios legisladores, sería en el marco del período extraordinario de sesiones cuando se abordaría dicho asunto.

Sospechosamente, tras los hechos de vandalismo por parte de los integrantes de la CNTE hacia el Senado de la República y el posterior cerco al Palacio Legislativo de San Lázaro, sede de la Cámara Baja, la discusión de las leyes fue retirada del orden del día. Hacia media mañana, el diputado y coordinador parlamentario del PRI, Manlio Fabio Beltrones, contradiciendo lo indicado en la gaceta, expresó que no será sino hasta el siguiente período ordinario de sesiones, cuando se aborden las adiciones y leyes secundarias de la Reforma Educativa.

En voz del propio Manlio Fabio, los diputados no permitirán más agresiones al Poder Legislativo como las protagonizadas el lunes por integrantes de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, a la vez que presentarán sendas denuncias en el ámbito local y federal, por los delitos que hayan cometido contra el Congreso de la Unión. Por su parte, el Presidente Peña Nieto ha expresado que la educación del país no puede ser secuestrada ni rehén de los intereses de unos cuantos.

Coincido con el Presidente de la República pero, por desgracia y porque así lo hemos permitido, la educación y el futuro de nuestros niños, hoy sí está a merced y sometida a los caprichos de grupos radicales de la Coordinadora que interpretan que oponerse a la Reforma Educativa propuesta desde el seno del Gobierno de la República, implica llevar sus quejas a extremos insospechados y cada vez de mayor escala, trastocar al estado de derecho, y atentar contra la población y contra las instituciones del país.

A su vez, los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, ya le tomaron la medida a los tres niveles de gobierno y de él hacen lo que se les pega su gana, pues bien saben que a través de marchas y plantones que desquician el orden y afectan la vida de millones de capitalinos, así como con la suspensión indefinida de labores y no asistiendo a las aulas a cumplir con la labor que les ha sido encomendada, generalmente logran sus demandas.

Ayer miércoles, el Congreso de la Unión, que en esencia está para atender los reclamos de todo un país y cuyo principal objetivo es la creación de leyes y la normatividad jurídica que nos garantice una educación de calidad, terminó sometido, en cuclillas y a merced de unos cuantos. Ello es, por donde se le mire, trágico e indicativo de que nuestros legisladores, ya sea por cálculo político, por temor o incompetencia, son doblegados por cualquiera. Ayer, México entero y nuestra apuesta por un mejor país de cara a las siguientes generaciones pareciera, por lo menos, hasta el momento, haberse esfumado.

Si hablamos de educación, faltaríamos a la verdad diciendo que todos los fracasos y despropósitos en dicho sentido, son atribuibles a la CNTE. El Estado, quien rige, regula y funge como ámbito rector en materia educativa, también ha fallado en su rol. Del mismo modo nosotros, como sociedad, no hemos asumido la parte que nos toca, ni la tarea que, en esencia, nos correspondería en la apuesta por un país cuya educación pública y privada esté a la altura de los enormes retos que se avecinan.

Los maestros de México, y en especial los de la CNTE, laboran bajo condiciones de toda suerte lamentables y perciben salarios de risa. Sin embargo, los estados donde la CNTE controla y supuestamente pugna por un mejor sindicalismo y una mejor educación, son aquellos que ocupan los últimos sitios en los índices de calidad educativa, donde los alumnos rinden su más bajo desempeño y sus mentores, obtienen las peores notas cuando son evaluados.

La ley del servicio profesional docente contempla, entre otros temas, que las plazas no se hereden y que los maestros sean evaluados para así medir su preparación y competencia a la hora de enseñar. Se oponen, pues saben que no pueden con el paquete, que no pasarán, que su preparación está muy lejos de lo que México quiere para sus niños.

Porque además, hoy tales maestros no están en las aulas cumpliendo su rol sino que han secuestrado a la capital del país y otras plazas. Doblegaron al mismísimo Congreso de la Unión a su merced y voluntad. Son y se comportan, más que como maestros avocados a moldear inteligencias, como auténticos criminales.

Nadie los detiene. Un par es lo que se necesitaría para hacerlo. Un par que no miro, ni en el Gobierno del Distrito Federal ni, mucho menos, en Miguel Ángel Mancera, quien, dicho sea de paso, hasta ahorita ha resultado una decepción para los miles que votamos por él.

Twitter @patoloquasto

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