"Yo sentí ahí como dándonos una bendición, diciéndonos: hoy arranca la batalla. Vayan a la victoria. Tienen nuestras bendiciones." Así lo sentí yo desde mi alma, agregó.
Entonces recordé a Pedro Infante en la película Tizoc cuando hablando con María Félix, le dice que al morir un enamorado, el alma se mete en un cenzontle. Sin duda es el parlamento de una película, sin embargo, recordemos a San Francisco de Asís que parecía comunicarse con las aves que se paraban en sus hombros. Su nombre cenzontle es de origen náhuatl y significa 400 voces. A pesar de que está convencido de que Hugo Chávez se le apareció en forma de un pajarito chiquitico, pensemos que es un recurso electoral para atraerse las simpatías del electorado. Aunque habría que saber que ya cuenta con la mayoría de los votantes y tiene asegurado el triunfo en la justa, es del todo raro que recurra a una estratagema que no deja de ser un fingimiento y engaño artificioso, no, desde luego no es un santo, no es un místico, ni mucho menos un predestinado, es tan sólo un político.
No sería raro que estuviera mintiendo a sabiendas de que lo está haciendo. Pero también que es factible que es un arrebato sentimental el decir que el pájaro lo bendijo al arrancar la campaña electoral lo sintió cerca volándole por arriba de su cabeza como si le diera su bendición. Eso escapa a una simple pronunciación y deja en el aire la sensación de si no estará desbarrando y peor aun sufriendo un desvarío ante la ausencia de quien si la muerte no se lo hubiera arrebatado estaría encabezando su elección pues después de todo era en vida su mano derecha, su hombre de confianza. Ahora que puede ser que esté diciendo la verdad, que recibió un mensaje proveniente de ultratumba lo que no sería de extrañar si quien lo mandó fue el espíritu del mismísimo Hugo Chávez que se las arregló, de alguna manera esotérica, para hacerlo. Ni Simón Bolivar hubiera brincado las trancas a la huesuda y, si lo hizo, no hay constancia fehaciente que así lo diga.
Ha habido toda clase de burlas y hubo quien levantó su voz para pedir que a Nicolás Maduro se le haga una evaluación mental. Creo sinceramente que no es necesaria, pues es en el devenir histórico de las naciones de este continente americano ha habido de todos los sabores, de piña el más socorrido. Han proliferado los que prometieron en las campañas lo que sabían que no podría cumplir. Ta es el caso del que con lágrimas en los ojos pidió perdón y casí lloró por no haber sabido cómo acabar con las penurias que se abaten sobre los ciudadanos. Tambien existe el caso de la resolución de la sagrada rota que resolvió que cierto destacada personaje de la farándula política estaba afectado mentalmente. Y así por el estilo. Nicolás Maduro no ha perdido su buen juicio pues bien que sabe que los muertos, muertos están. Su mensaje es para que lo crean los que quieran creerlo. La gente del pueblo es muy crédula. Vea si no. Cada vez que hay una pirámide no faltan incautos que acepten poner su dinero en manos de vivales dispuestos a quedarse con él.
Gente muy seria cree a pie juntillas en fantasmas y aparecidos, cual sería el caso de que ahora pusieran en tela de duda lo que dice el candidato a la presidencia de Venezuela. Dénle el beneficio de la duda. Maduro algo debe haberle aprendido a Chávez, quien manejó la presidencia de su país cantando a como Dios le dio a entender. No era tenor ni barítono ni nada por el estilo, pero al pueblo le encantaba. Quizá era un seductor de masas. El candidato Maduro sabe su juego y sabe que los de afuera no votamos y si la barrabasada de decirle al pueblo que Chávez se le apareció, es por que empezamos una nueva era en la que los espectros son una buena propaganda. El mundo entero estará pendiente del futuro; nos dejó perplejos, pero bien que sabía el escándalo que armarían sus declaraciones. El 14 de abril próximo nosotros sabremos más.