Mark Lynas, un ambientalista británico muy conocido, ofreció este 3 de enero de 2013 una presentación en la Oxford Farming Conference que sorprendió a muchos: "Quiero empezar con algunas disculpas. Públicamente y de frente me disculpo por haber pasado varios años arrancando plantas genéticamente modificadas. Lamento también haber ayudado a empezar el movimiento anti-transgénico en los años noventa y así promovido la demonización de una opción tecnológica importante que puede usarse para beneficio del ambiente."
Podrá usted imaginar la controversia. Nada duele más a un movimiento dogmático o religioso que uno de sus fundadores se retracte. No en balde los cristianos medievales aplicaban la pena de muerte a los apóstatas, como todavía hoy lo decretan los musulmanes. (El discurso completo de Lynas lo puede usted encontrar en la página www.marklynas.org.)
Lynas afirma que sus creencias sobre el uso de los productos genéticamente modificados (GM) resultaron ser simples "mitos urbanos verdes". La idea de que "aumentarían el uso de químicos" resultó falsa pues más bien "el maíz y el algodón resistentes a las plagas necesitan menos pesticida… Supuse que sólo beneficiarían a las grandes empresas, pero los agricultores han obtenido miles de millones de dólares en beneficios por utilizar menos insumos… Di por hecho que nadie querría los productos GM y me encontré que el algodón Bt y la soya lista para Roundup eran pirateados en la India y Brasil por el deseo de los agricultores de obtenerlos… Supuse que la modificación genética era peligrosa y resultó que era más segura y precisa que la modificación convencional…Y ¿qué pasa con la mezcla de genes de especies no relacionadas? ¿El pez y el tomate? Resulta que los virus lo hacen todo el tiempo, y lo hacen también las plantas, los insectos e incluso nosotros. A esto se le llama flujo genético."
Lynas señaló en la conferencia en la Universidad de Oxford que el planeta tendrá que aumentar en 100 por ciento la producción de alimentos para 2050 a fin de satisfacer a una población de 9,500 millones de personas. Aumentar las hectáreas dedicadas a la producción elevaría las emisiones contaminantes a la atmósfera y reduciría la biodiversidad. El agua de riego se está volviendo cada vez más escasa y es necesario administrar mejor el nitrógeno para la fertilización. Los transgénicos ayudarán a remediar estos problemas.
Si Paul Ehrlich pronosticó en el libro Population Bomb en 1968 que cientos de millones de personas morirían de hambre en los años setenta es porque no previó la "revolución verde" que Norman Borlaug, ganador del Premio Nobel de la Paz, impulsó desde México y que permitió que la India se volviera autosuficiente en alimentos. Borlaug, quien falleció en 2009, dedicó años a enfrentarse contra quienes por razones políticas o ideológicas se oponen a la innovación en agricultura: "Si los pesimistas siguen deteniendo la biotecnología agrícola -dijo Borlaug--, quizá precipiten el hambre y la crisis de biodiversidad global que han estado pronosticando desde hace 40 años."
Lynas concluyó su presentación diciendo: "Mi mensaje al grupo de cabildeo opuesto a la modificación genética es este: Ustedes tienen derecho a sus opiniones. Pero ya deben saber que la ciencia no los respalda. Estamos llegando a un punto crucial; y por el bien de la gente y del planeta, este es el momento para que se hagan a un lado y nos dejen a los demás continuar con el esfuerzo de tratar de alimentar al mundo de manera sustentable."
¿CENSURA?
¿Qué pensarían los académicos mexicanos que buscan evitar que Felipe Calderón tenga una estancia en Harvard si a ellos se les censurara de la misma manera? Uno puede estar en contra de la estrategia contra el crimen organizado, como yo lo he estado públicamente, pero Calderón tiene tanto derecho como cualquiera a presentar sus puntos de vista.
Twitter: @sergiosarmient4
