Los primeros días de la administración de Miguel Ángel Riquelme al frente de la alcaldía de Torreón serán cruciales. La herencia que legará Eduardo Olmos, y de la que ha dado buena cuenta de ella El Siglo de Torreón, prefigura un arranque más que complicado para el próximo ayuntamiento.
A estas alturas es imposible ocultar el desorden administrativo que priva en áreas torales de la presidencia municipal. La opacidad, la poca claridad, el incumplimiento de compromisos financieros y la discrecionalidad han sido el común denominador de la Tesorería Municipal. El asunto llega a tal grado que actualmente existen dudas sobre a cuánto asciende la deuda total del ayuntamiento. Además, esta área vital de la administración enfrenta procesos legales por desacato en la devolución de impuestos cobrados ilegalmente por vacíos en el Código Financiero; por incumplir con la entrega de concesiones y placas de taxis sorteados para incentivar el pago del Predial, y por no presentar a tiempo el avance financiero del segundo trimestre del presente año.
Otro de los temas que ha despertado polémica, sobre todo en los últimos días, es el que concierne al Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas) de Torreón. A la luz del resultado de la auditoría por excepción realizada por la Auditoría Superior del Estado en 2010, existen los indicios suficientes para pensar que el desorden y la crisis en la empresa descentralizada comenzaron a agravarse en la pasada administración municipal. No obstante, la situación se ha agudizado en los últimos cuatro años, que corresponden a la gestión de Eduardo Olmos. Y ya se prepara una nueva auditoría. No obstante, las expectativas de que con la revisión se resuelvan los problemas que tienen al Simas en números rojos son pocas, ya que hasta el momento nada ha ocurrido con la revisión de 2010.
Relacionado con lo anterior, está el asunto de los servicios públicos, los cuales han sufrido un deterioro considerable motivado por la acción de la delincuencia, la falta de recursos y la desatención de las autoridades correspondientes. Los problemas en el suministro de agua potable, la red de drenaje y el servicio de alumbrado se han multiplicado, a la par de que en materia de seguridad pública falta mucho por hacer para generar un estado de tranquilidad social.
De las designaciones de funcionarios que haga, los mensajes que mande y las estrategias que plantee Miguel Riquelme en los primeros días, dependerá la confianza que pueda construir en el arranque de su alcaldía de cara a una ciudadanía que cada día cree menos en sus autoridades, en teoría, más cercanas.