Parecería no haber un candidato más inadecuado para comprar uno de los grandes periódicos de los Estados Unidos --y del mundo-- que el empresario de Internet que en una entrevista para el Berliner-Zeitung en 2012 predijo la desaparición de los diarios impresos. Pero alguna razón de fondo debe tener Jeff Bezos, fundador y principal accionista de Amazon, empresa que le ha dado una fortuna personal calculada por Forbes en 25,200 millones de dólares, para comprar el Washington Post por 250 millones de dólares. Y no creo que sea la de preservar un ejemplar de una especie en vías de extinción.
Si Bezos construyó su fortuna en una industria en pañales de enorme futuro, ahora está apostando a una actividad vieja de incierto horizonte. El Washington Post hizo la investigación más sonada en la historia del periodismo mundial, la del caso Watergate que provocó la renuncia en 1974 del presidente Richard Nixon de los Estados Unidos, pero ha perdido dinero cinco años consecutivos: casi 200 millones en 2008, 54 millones en 2012. La familia Weymouth-Graham, propietaria del periódico, ya había vendido por un dólar la revista Newsweek en 2010, la cual dejó de imprimirse físicamente en 2012. Sin embargo, deshacerse del periódico emblemático de su organización, fundado en 1877 y adquirido por la familia en 1933, es un paso mucho más importante.
El problema de fondo no radica en un periódico o una familia sino en toda la industria. The New York Times Co acaba de vender por 70 millones de dólares el Boston Globe, que compró en 1993 por 1,100 millones de dólares. El País, el diario de mayor circulación de España, tuvo que hacer en octubre de 2012 un fuerte reajuste en su gasto y su personal para sobrevivir. La circulación de los periódicos impresos en los países desarrollados está declinando; y aunque ha habido avances en las ediciones digitales, los nuevos ingresos no han alcanzado a compensar lo perdido en las ediciones impresas.
En todo el mundo las publicaciones enfrentan realidades como la pérdida de lectores jóvenes, que no tienen ya la costumbre de leer en papel o la voluntad de comprender textos largos o medianamente complejos. También han sufrido por la proliferación de información, análisis y opiniones que se distribuyen de manera gratuita en la red.
La declinación de los periódicos es un hecho sobrediagnosticado. Todos sabemos lo que está ocurriendo, pero nadie ha encontrado cómo revertir el proceso. El propio Bezos lo reconoció este 5 de agosto en una entrevista con el Post: "No quiero implicar que tengo un plan elaborado… Este es un territorio sin mapas y requerirá de experimentación".
Bezos parece entender que aunque los días de los periódicos impresos estén contados, el periodismo --la divulgación periódica de información independiente, sistemática y analizada-- seguirá siendo necesario. El nuevo mercado carece todavía de modelos adecuados de negocio, pero en él sin duda tendrán la ventaja inicial quienes cuenten con nombres reconocidos, como el Washington Post. Esto explica por qué Carlos Slim ha invertido cientos de millones de dólares en el New York Times.
A Bezos no le interesa dejar su cargo como director general de Amazon para dirigir el Washington Post. Por eso ha ratificado a los principales ejecutivos del periódico, Katharine Weymouth y Donald Graham. La primera función del nuevo dueño es simplemente inyectar capital a la empresa. La segunda, mucho más complicada, será encontrar una manera de reinventar el periódico para que pueda no sólo sobrevivir sino prosperar en los tiempos del Internet. Muchos editores de periódicos en el mundo, incluido éste, deberían estar atentos.
DEL SEMEFO
Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la UNAM y ex secretario de Salud, me dice que el 7 por ciento de los muertos que llegan al Servicio Médico Forense por muerte violenta tienen indicios de haber consumido marihuana. Pero el 77 por ciento consumieron alcohol.
Twitter: @sergiosarmient4
