De siempre he sido un ferviente admirador de los moneros o cartonistas. En la Comarca Lagunera como en el país, tenemos grandes moneros, cuando empiezo a leer un periódico o una revista, siempre inicio con el cartón o los cartones es como un ritual para protegerme del efecto de las malas noticias que luego vienen con la lectura.
Víctor Solís es un artista que se ha distinguido por su trabajo multidisciplinario y últimamente como cartonista ambiental. En su libro "Ver de Monero. La Madera de la que Estamos Hechos", de Ediciones B, 2008, reúne un importante número de cartones y textos ambientales, el primer tema que aborda es el del bosque.
En el trabajo de los moneros se cumple aquello de que "una imagen dice más que mil palabras", sin embargo, tratar de describir una imagen en mil palabras resulta muy complicado. Debido a esto, en esta colaboración comentaré algunos de los textos que Solís incorpora a cada uno de sus cartones. Es un tanto inverosímil, pero trataré de justificarme enseguida: muchos de los textos son citas de personajes que la verdad nunca los hubiera asociado a una problemática ambiental o mejor aun, a una solución; por otro lado, resulta admirable encontrarse con autores de épocas en las que suponemos, mal por cierto, no había un grado tal de conciencia ambiental o que son conocidos por su obra poética, filosófica, política o social, pero no como naturalistas. Esto sin duda es un trabajo excelente de Víctor Solís, pues encontró el texto adecuado para destacar sus cartones.
Una de las citas que más me llamó la atención es la de Juan Jacobo Rosseau, un escritor de principios del siglo dieciocho, conocido por sus obras de teatro, filosofía, política, pedagogía y autobiográficas. De estas últimas yo leí, hace unas décadas, su libro "Las Confesiones". Pero ahora, gracias a un monero, conozco una faceta de este autor que desconocía, su preocupación por los bosques, dice Rosseau lo siguiente: "Deben establecerse de súbito disposiciones precisas sobre los bosques, y regular las talas de tal modo que reproducción y consumo se equilibre". Nada mal para el año de 1749, en el que publicó su "Discurso sobre las Artes y las Ciencias", y en el que seguramente, analiza la problemática de lo que después ocasionó la deforestación de los bosques de Europa; el punto es que Rosseau, en su afán de proponer soluciones, definió el aprovechamiento racional y sostenible del bosque, definición que actualmente se mantiene.
Una de mis citas preferidas es la de un personaje mexicano que vivió entre 1862 y 1946: Don Miguel Ángel de Quevedo y Zubieta, Ingeniero Civil, con especialización en ingeniería hidráulica por la Escuela Politécnica en París, que se destacó no sólo por sus construcciones de gran diseño y estilo, también fue un amante de los bosques. La mayor parte de su vida la dedicó al desarrollo de viveros para reforestar los bosques, pero sobre todo crear áreas verdes en zonas urbanas de la Ciudad de México. Víctor Solís cita el siguiente texto del Ing. De Quevedo: "La falta de vegetación en extensas áreas de nuestro país y, particularmente, la falta de bosques agrava, de manera muy peligrosa, la irregularidad de las lluvias y de las corrientes de agua, a tal grado que las soluciones a los problemas de riqueza agrícola e industrial serán imposibles si uno sigue talando los bosques". Como podemos notar, Miguel Ángel de Quevedo desde 1901, describió dos de los problemas actuales más graves de México asociados a la distribución del agua en el país y a la deforestación de bosques y selvas. En el norte de México, la sequía está estrechamente ligada a la salud de las cuencas hidrológicas, en las cuales los bosques juegan un rol muy importante. En el sureste la falta de ellos ocasionan que las lluvias llenen los cauces de los arroyos y ríos, provocando el desbordamiento de los mismos, e inundaciones graves en las zonas urbanas y rurales más cercanas. Las pérdidas económicas son enormes.
Finalmente la cita de un poeta muy popular, William Shakespeare, considerado el escritor más importante en lengua inglesa que vivió entre los años 1564 y 1616. Él escribió con gran sabiduría lo siguiente: "No ensucies la fuente donde has apagado tu sed". Cualquier cosa o acción que altera la calidad del agua se atiene a esta sentencia, la contaminación de lagos y ríos, la acumulación de elementos tóxicos como el arsénico en los acuíferos subterráneos, son algunos ejemplos de la actuación contraria a la recomendación de Shakespeare.
El libro de Víctor Solís "Ver de Monero. La madera de la que estamos hechos", es una excelente recomendación para estas vacaciones, para leer y disfrutar sus cartones y textos, y de paso, ganar un poco de conciencia acerca del cuidado de nuestros ecosistemas y de sus servicios ambientales.