LA REHABILITACIÓN del Centro Histórico de Torreón y de la Avenida Morelos en especial es un tema que preocupa a los torreonenses, muy particularmente al comercio establecido. Pero si queremos ser objetivos, la realidad nos pone a la vista que dentro del polígono que forman las calles desde la Múzquiz hasta la Plaza de Armas, entre los bulevares Revolución e Independencia no queda nada importante que rescatar desde el punto de vista arquitectónico.
De la avenida Morelos parece tener más un dejo de añoranza o nostalgia que de realidad. Cuando la Morelos se conocía como el "Paseo de la Morelos", no era en realidad otra cosa que el gran escaparate en donde la nueva burguesía algodonera podía lucir los lujosos automóviles que el oro blanco les permitía comprar, muy especialmente para el lucimiento de las hijas. Se trataba de aquella juventud dorada de la posguerra que quería hacerse presente y gritar ¡Aquí estamos y tenemos dinero!
LOS JÓVENES recorrían encantados la avenida engalanada con hermosas palmeras. Venidos de las nacientes colonias Los Ángeles y Torreón Jardín, las muchachas y los muchachos llegaban para lucir su belleza, juventud y poder económico. Los domingos al mediodía empezaba el recorrido desde la Calzada Colón hasta la Plaza de Armas. De ahí se regresaban hasta la Alameda para rodearla por la lateral de la Avenida Allende hasta la Calle Donato Guerra para llegar al Salón Alameda.
Ahí los jóvenes podían estacionar su auto a la sombra de los fresnos de la Alameda y degustar un "tanque" helado de cerveza sin necesidad de bajarse del auto (costaba sesenta centavos el tanque).
Este Salón Alameda fue considerado en su tiempo como la barra más grande y larga del mundo, ya que el servicio en los automóviles estacionados en batería abarcaba tres cuadras; pero considerando los dos lados del camellón de por medio, la hacía realmente una cantina de seis calles de longitud. Hoy todo aquello terminó en una triste tienda de conveniencia.
POR LA TARDE-NOCHE el paseo cambiaba. Ahora se recorría la Morelos desde la Calzada Colón hasta la calle Valdez Carrillo. En aquel paseo las muchachas y la juventud dorada volvían a lucirse en sus autos último modelo. Ahí se podía conocer cómo les estaba yendo económicamente a las familias de la nueva burguesía lagunera, y todo en razón del modelo y año del vehículo que exhibían sus benjamines.
Había también los llamados de "a pie" que hacían el mismo recorrido gastando zapato; estos jóvenes terminaban su caminata en la Plaza acompañados con la música que tocaba la Banda Municipal (favor de no malinterpretar). En la plaza daba vueltas nuestra juventud dorada esperanzada con encontrar un novio o una novia y poder disfrutar las aguas frescas de Doña Cuca o merendar en los abarrotados restaurantes del rumbo. Pero aquel concepto del mundo feliz terminó y no podría jamás ser repetido. Funcionó en su tiempo y momento, pero hasta ahí.
AHORA LOS TIEMPOS han cambiado y nuestra ciudad también cambió. Torreón se expandió al oriente y al norte con nuevas colonias y bulevares en donde surgieron otras zonas con nuevos comercios, restaurantes, bares, cantinas, antros y cines. Como consecuencia (se despobló) desaparecieron, se transformaron o se trasladaron a otras zonas muchos comercios importantes como Ferretería la Suiza, Casa Simón Lack, Papelería El Modelo, La Ciudad de París, Farmacias Benavides, las Fábricas Unidas, la Papelera del Norte, la Librería de Cristal. Muchos más. Restaurantes emblemáticos como La Rambla, El Apolo Palacio, El ABC, los del Hotel Elvira y del Hotel Nazas cerraron. Los abogados y notarios se salieron del Centro por comodidad y se desparramaron por toda la ciudad. Los viejos cines del Centro como el Princesa, el Laguna, el Torreón o el Royal fueron derruidos. Ahora están en Galerías, Cuatro Caminos o por el Tec de Monterrey y muchas oficinas de gobierno se salieron también.
En síntesis: La Alianza con todas sus virtudes y maldades se desparramó por todo el Centro Histórico. Desde entonces más de diez mil mantas y letreros horrorosos de alta contaminación visual cuelgan por doquiera, en lo que se considera el Centro Histórico de Torreón.
LOS QUE SABEN de urbanismo opinan que la rehabilitación del Centro Histórico y de la avenida Morelos debe ser el resultado de la aplicación de un exigente plan rector de reestructuración urbana que considere todos los aspectos del problema con soluciones técnicas y realistas. No se puede andar improvisando con ocurrencias como la de cerrar calles, hacer zonas peatonales, desfilar cantando con estudiantinas, paseos en bicicleta, suprimiendo parquímetros, etc., etc.
UN PROYECTO SERIO DEBERÁ considerar primero y principalmente, el poblar o repoblar el Centro, esto es: que primero haya gente que viva ahí. Así se hizo en el Centro Histórico de la Ciudad de México y en la Ciudad de Durango. Poblar y repoblar construyendo edificios de departamentos y rehabilitando viejas viviendas o vecindades. Esto ha dado como resultado un renacimiento económico importantísimo y la reevaluación de los terrenos y construcciones. Más población más demanda de bienes y servicios, más negocios, más comercios, etc.
Todos esperan que se haga algo, pero serio por favor.
Comentarios: gaasoc@hotmail.com