Ingresó entonces al mundo de la política siendo parte de la tribuna más importante de Coahuila, el Congreso del Estado.
Me lo encontré siendo legislador y me comentó: "fíjate Martín que vivía en el error, como catedrático, te acuerdas que trabajaba hasta 14 horas…ahora voy a Saltillo nomás cada martes, durante seis meses, y gano tres veces más que lo que ganaba en la universidad".
Ahora los comentarios y las frases de El Einstein -así le decían--, eran algunas como: "En la política no hay favores, hay intereses", aquí no hay coincidencias hay malas intenciones y no hay amigos, pero sí muchos enemigos. Su comportamiento era otro, ahora se metía a La Majada, Enriques.
Luego fue diputado federal y regresaba a su casa cada mes sólo para dar órdenes, de ahí que cuando llegaba su familia se salía.
Un día murió su ser más querido y me dijo que traía un sentimiento muy duro, pues consideraba que no había pasado el tiempo deseado con esa persona.
Me comentó que cuando iba a ser político, aquel familiar le dijo sin dudar, te vas a echar a perder y muchos de tus amigos van a perderte, la gente te va a ver con interés, te van a decir de todo y está en riesgo lo que a ti te da toda la estabilidad…Descubrió El Einstein que contribuía más a su país dentro del aula de clase donde era realmente feliz.
Por Martín Chávez