— Aristóteles
Si entendemos al currículum como el procedimiento que se sigue para elegir los saberes que han de desarrollar los alumnos y sobre todo las finalidades que se buscan al formar a los estudiantes, entonces el principal responsable de que dichas intencionalidades se cumplan, es el directivo escolar.
De ahí la importancia de contar con directores y encargados de escuelas con una formación "curricular" adecuada al nivel educativo que les corresponda; lo lamentable es que un gran número de directivos, en el sistema educativo nacional, desconoce las bases científicas de la teoría y el desarrollo curriculares.
Hablar del currículum oficial, que en la actualidad se implementa en las escuelas, implica remontarse a la historia, ya que el tema comienza a emerger como campo de conocimiento de manera formal, a mediados del siglo XX.
Si consideramos al siglo XX, como la era en la que más se ha impulsado el desarrollo científico y tecnológico, entonces puede entenderse la aparición de un enfoque racional del currículum, cuya tendencia se fundamenta en la aplicación de la ciencia y la teoría científicas y que en el ámbito educativo ha permitido el desarrollo organizacional de las escuelas y de sus respectivos planes y programas de estudio.
Lo que nos sorprende, es que prevalezca aún el enfoque tecnicista que, dado el amplio desarrollo de la industria, sigue permeando en gran parte de los currículos llamados técnicos o tecnológicos, que fundamentalmente buscan preparar para el trabajo y para la inserción de los estudiantes al sector laboral. En los momentos actuales se busca, más bien formar profesionales competentes.
Por otro lado, existen modelos curriculares experienciales, centrados en el sujeto que aprende, identificando a la escuela activa como fortalecedora del cambio social. Se corresponde con escuelas humanistas y centradas en el desarrollo pleno y espontáneo de la persona.
Existe además una perspectiva crítica, sustentada en el análisis del control social que se ejerce sobre la comunidad a través del currículum (Davini, 1999) y donde destacan otras interpretaciones igualmente críticas de lo que debe ser un currículum y que fueron apareciendo en el devenir de la historia.
Hasta aquí se han mencionado únicamente algunos enfoques que marcan serias diferencias en los puntos de vista que cada uno tiene y defiende; sin embargo existen otros muchos enfoques que se han desarrollado en México.
Los enfoques mencionados, se han desarrollado en nuestras diferentes escuelas y niveles educativos hasta convertirse en documentos oficiales que llegan a los planteles escolares en forma de planes y programas de estudio.
Existe una gran coincidencia entre el desarrollo tradicional del currículum y el concepto relativo al tipo de jefes (directores de escuela) y sus organizaciones escolares. Cuando aparece el concepto de currículum racional-científico-normativo, se vislumbra a un director clásico que se convierte solo en supervisor de tareas (en el mejor de los casos).
Cuando John Dewey pregona su atención a la persona y se declara humanista, a la par surge el concepto de un jefe humanista cuyo interés reside en fomentar las relaciones interpersonales y en mejorar la atmósfera de trabajo.
Fue así como se desarrolló en lo sucesivo el concepto de directivo escolar, hasta llegar al jefe basado en la competitividad y globalización, quien reconoce que la máxima autoridad es la realidad, de la que hay que aprender. De esta manera se presenta el nuevo milenio, el siglo XXI, con cambios tecnológicos, científicos y económicos acelerados que exigen la innovación de los centros escolares a partir del desarrollo de un currículum cada vez más flexible.
Pero, ¿qué hacen en la actualidad los directivos escolares con el currículum? ¿Lo administran o sólo lo ejecutan? Pueden revisarse las tareas que socialmente han sido asignadas al rol del director, que ha tenido que "ponerse las pilas" para entrarle a esto de las escuelas de calidad, que anuncia la elaboración de un proyecto escolar en el afán de alcanzar unos estándares de calidad definidos por agentes ni siquiera identificados.
Olvídese al jefe clásico, que basa su actuación en la tradición de acceder al ascenso vía escalafón y con la firme idea de gozar de una descarga de trabajo ficticia, porque si se analiza detenidamente su papel, este personaje se verá a sí mismo como un directivo sin capacitación especializada, que sepulta su profesión de trabajar con niños y comienza empeñosa, pero torpemente el trabajo con adultos (SEP, 2002).
Al intentar definir a los directivos escolares en la realidad, se observa que son sujetos socio-históricos con un cúmulo de nociones y creencias personales acerca de lo que significa educar; son personas designadas o autorizadas para patentizar un poder, teniendo que asumir la responsabilidad de organizar, operar y administrar un plantel educativo hacia una escuela de calidad; deberá ser líder en la gestión, buscando una mayor autonomía de la institución escolar; ser innovador, buscando una estructura jerárquica flexible y ser un amplio conocedor de los planes y programas de estudio. Esto último podrá ir perfilando la idea de lo que hace un directivo en relación con el currículum.
El director ha de conceptualizarse ahora como un sujeto en constante aprendizaje y con una amplia apertura crítica; en la actualidad el director no llega siquiera a administrar el currículum, sólo es experto en el manejo de documentos administrativos que sostienen el control de un plantel y no de sus propios aprendizajes como sujeto de unidad, en su centro escolar.
Agradezco sus comentarios a: rolexmix@hotmail.com