Con interminables horas de trabajo en el gimnasio, el boxeador lagunero busca recuperar el campeonato oro y verde del CMB, pero ahora en la división de los pesos supergallos frente al ‘Vikingo’ Terrazas. (Archivo)
Aprendió de la caída estrepitosa que sufrió su carrera: un zurdazo fulminante dejó tendido a Cristian Mijares sobre la lona. El armenio Vic Darchinyan le envió un volado que crujió directo en la mandíbula del peleador mexicano, en noviembre de 2008.
Ese fue el primer nocaut en su carrera y la primera de tres derrotas consecutivas, lo que interrumpió una trayectoria hasta ese momento incontenible.
Su carrera quedó hundida en un marasmo, empantanada en el fracaso: algunos empezaron a considerarlo un "cartucho quemado". Cuando un peleador pierde su título debe empezar a andar un lento recorrido hasta que le ofrezcan una nueva oportunidad, y eso si es que la tiene, comenta Mijares.
Después de un par de años de trabajar como si fuera un novato volvió a encabezar un cartel atractivo ante Rafael Márquez. Esa noche parecía reinventado, ágil, con reflejos, buen movimiento de piernas y sobre todo una cualidad que nadie le reconocía: la fuerza. Ese nuevo Mijares tiene la oportunidad de volver al boxeo de élite si vence a Víctor "Vikingo" Terrazas por el cinturón mundial supergallo del Consejo Mundial de Boxeo, actualmente vacante.
"No me menosprecien, no estoy acabado", advierte. "Ya lo demostré en la pelea contra Márquez, en la que exhibí que puedo golpear fuerte, tanto como para noquear a un peleador difícil y ante el que muchos no me daban posibilidades de salir victorioso".
"Perdí el piso, me excedí de confianza, pensé que eso me iba a durar mucho tiempo, pero cuando lo pierdes otra vez no tienes nada y lo único que te queda es trabajar como si fueras un novato", relata.
"Muchos dicen que ante Terrazas tendré mi última oportunidad de disputar cosas importantes", agrega sin remordimientos.
"No es así, en realidad hoy soy un peleador que viene con la madurez de quien subió al cielo y desde ahí cayó al suelo... e incluso más abajo". Mijares es un hombre mesurado y amable. No se precipita a adelantar nada de lo que ocurrirá el 20 de abril ante el "Vikingo" Terrazas en la Arena Ciudad de México. Sólo reconoce que está ante un rival con las mismas intenciones de éxito y con facultades que lo convierten en un peleador muy peligroso.