EL AMOR ACABA
"Porque somos como ríos cada instante nueva el agua el amor acaba... Porque se vuelven cadenas lo que fueron cintas blancas el amor acaba…" es un pequeño fragmento de una canción interpretada por el príncipe de la canción allá por los gloriosos años 80s, que habla de la sensación que se tiene cuando un amor importante deja de serlo y se vuelve en cotidiano y rutina lo que fue extraordinario e intenso en alguna otra época.
¿Es normal? ¿Ocurre? ¿Es un cliché? Parece que es más cierto, que las declaraciones del niño verde saliendo del torito. Se tiene la idea romántica de que uno se casa y es feliz para siempre y con el amor basta para mantener una relación de años y años sin que la situación sentimental cambie.
La creencia de que esto último es normal se lo debemos a tanta telenovela, a programas como la rosa de Guadalupe, Cosas de la vida y entre las mejores familias entre otras cosas, donde se nos presenta una situación romántica, pero muchas de las veces ideal y cuando no de esta manera, lo hacen con una dosis extrema de sufrimiento.
Toda relación humana se construye con el paso del tiempo y con los cambios inevitables que va tendiendo el ser humano, que hacen que una relación madure en la medida que las expectativas quedan claras y son negociadas con la pareja. Decir que nos seguimos amando como novios quinceañeros es una utopía, la idea es tener el mismo grado de compromiso pero con la idea clara de que evolucionamos y cada situación es diferente en la vida.
Mucha gente se me acerca y me dice estoy confundido, necesito tiempo, no me siento a gusto en mi relación, tengo miedo, ya no me siento igual. Todas estas aseveraciones son válidas y es hasta cierto punto normal tenerlas en algún momento de la relación de pareja, sin embargo el olvidarlas, evitarlas no nos hará resolver el problema. En cambio aceptarlas, enfrentarlas y sobre todo reflexionarlas nos llevará a superar esta crisis, la cual a la larga no garantiza que continuemos en la relación, pero sí garantiza que si seguimos en ella es por nuestra decisión y convencidos de lo que elegimos.
¿Qué es lo que sucede entonces? Pues que preferimos muchas de las ocasiones evitar las crisis, que por cierto son naturales o inherentes al ser humano, con tal de no tener problemas, porque éstos son asociados con no tener una relación sana, que en realidad es como superamos los problemas, lo que distingue una relación sana y fuerte.
Obviamente la confusión no es un estado placentero, que incluso lo que es deseable es evitarlo, sin embargo no se estará en este estado por el resto de la vida, pero sí corre el riesgo uno, de que la vida le repita la lección una y otra vez, hasta que quede solucionada.
Perder el miedo al compromiso, a decir la verdad, a tolerar nuestros sentimientos parece ser un buen ejercicio hoy en día que la sociedad exige familias más estructuradas y no sólo par la foto del domingo o para la cena navideña, sino para brindar a la sociedad estructuras familiares más acordes a las demandas de educación no sólo en aspectos académicos, sino también en los emocionales que tanta falta le hacen a nuestro México.
Dese pues la oportunidad de sentir, cuestionar y validar sus emociones para después validar estas mismas emociones en su pareja.
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