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El Diván

Lic. José Antonio Miranda Hernández

La adicción al celular

¿Alguna ocasión ha visto en una reunión de jóvenes o no tan jóvenes sentados en una mesa sin conversar y todos tecleando su celular? ¿Ha asistido a ver una película y en la sala del cine observa personas que en lugar de estar disfrutando la función están frente a la pantalla de su celular? ¿Siente que su celular vibra en el bolsillo de su camiseta incluso cuando el celular no lo trae consigo? ¿Se va a la cama y en lugar de dormir una restauradora siesta se pone a teclear su celular para ver quien se encuentra en Facebook para chatear?

Si sus respuestas son afirmativas estamos envueltos en un entorno adictivo al celular o las redes sociales, incluso peor, usted está inmerso en una codependencia con un aparato de última tecnología y no se ha dado cuenta.

Hace algunos años el señor Steve Jobs, quien es considerado uno de los genios más influyentes de los últimos años, dijo algo parecido a que el ser humano no utilizaba ciertas cosas porque no las conocía y no sabía su utilidad, por lo tanto no las deseaba, pero si las conociera, no las dejaría de usar. Lo anterior como referencia a los nuevos instrumentos tecnológicos que el diseño, bueno su amigo Wozniack, y que actualmente intervienen en la vida cotidiana de muchos de nosotros, sin que, efectivamente las podamos dejar de utilizar, ya que nos resuelven infinidad de problemas.

Lo que nunca dijo, o al menos se tiene registro, es que estos aparatos maravillosos por cierto, producirían en las relaciones interpersonales una distancia aun mayor de la que ya había, un problema de intimidad, que los jóvenes ya no necesitaran tocarse afectivamente y que le contestaran a sus padres en el cuarto del segundo piso que ya bajan a comer con el celular y no con la palabra. En otras palabras que cambiaría de la noche a la mañana las relaciones afectivas por relaciones más rápidas, pero más frías.

Atribuir toda la responsabilidad a este genio de la informática sería un error, ya que como decíamos sus creaciones nos han hecho la vida más sencilla y que estemos cada vez más cerca de música. Información, diversión, entretenimiento, etc. El problema viene desde la educación que recibimos en casa, que como padres permitimos a nuestros hijos estar frente a su ipad 4 horas al día, como pareja permitir que el esposo después de trabajar revise sus correos dos horas antes de dormir mientras la esposa está viendo en televisión las promesas eternas de gobierno, nosotros como hijos al estar sentados a la mesa y en lugar de degustar el platillo de la tarde, estar con el taco en la mano y la otra moviendo el celular, o como amigos que nos frecuentamos los viernes para platicar y convivir y preferimos estar todos en el whatsapp "hablando" con las otras amigas que no están en la reunión.

Sé que la temporada navideña se acerca y puedo sonar a grinch, y sé que usted mi estimado lector buenfinero dirá que este columnista no se ha contagiado de los miles de pinos navideños que están en los dos grandes centros comerciales de la región desde junio de este año, pero créame que muchos de los problemas emocionales que seguramente viviéremos o padeceremos los próximos años, estarán relacionados con las consecuencias de usar tanto tiempo la tecnología.

Tendremos problemas de adicción a los aparatos, depresión, soledad, asilamiento, problemas interpersonales, falta de límites, falta de intimidad, familias más disfuncionales, entre otros. Sé que usted dirá o estar pensando, siempre ha habido este tipo de problemas, y tendrá razón seguramente, pero no con la magnitud que se están presentando actualmente o se incrementaran en años venideros.

Mi recomendación sería, si utilizar todos estos instrumentos, incluso disfrutarlos juegos como el Candy Crush, pero no invadirnos, marcar un límite a nuestros hijos y a nosotros mismos, no llevar el celular o no utilizarlo en reuniones, abrazar más a mi pareja, a la hora de convivir frente a la mesa dejar el celular en otra parte, etc. Con estos pocos detallitos se hace la gran diferencia, que según creo y desde mi humilde punto de vista, ha terminado por destruir la intimidad y el tejido social en nuestras relaciones afectivas. ¿Usted qué piensa?

Www.besameaminoalcelular.com

Facebook: Toño Miranda, el psicólogo de cabecera.

Twitter: @neuromiranda.

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