En Michoacán, a partir del domingo pasado, el Ejército y la Policía Federal tomaron el control de la seguridad de Apatzingán y destituyeron a los 32 agentes de la Policía Municipal, aseguró el secretario general de Gobierno, Jaime Mares Camarena.
El funcionario indicó que el municipio de Apatzingán "logró reestablecer la tranquilidad y está trabajando con normalidad", y rechazó que el operativo de seguridad conjunta implementado por la Federación desde mayo pasado haya fracasado y que los ataques tengan que relación con el retorno del gobernador Fausto Vallejo.
El mandatario michoacano, en un acto privado con miembros de la delegación de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción, aseguró que "el Gobierno del Estado no es omiso en la seguridad" y afirmó que "existe coordinación plena entre la federación y el estado para combatir el crimen organizado".
Vallejo llamó "sinvergüenzas" a quienes, dijo, "cometen delitos que no mencionaré por prudencia, pero tengan la seguridad de que estamos trabajando".
El senador Emilio Gamboa, coordinador del PRI, afirmó que los gobiernos federal, estatal y municipales "van a tener que hacer algo, pues no puede seguir el deterioro que tiene el estado de Michoacán".
Antes de suspender garantías, limitar derechos y libertades de los ciudadanos, existe la desaparición de poderes, en particular del Ejecutivo estatal, afirmó el presidente de la Comisión de Justicia del Senado, el panistas Roberto Gil.
Jorge Luis Preciado, coordinador de la bancada del PAN, dijo que la disputa entre los grupos delictivos de Los Templarios y La Familia Michoacana, por el territorio, los ha llevado a atacar a la sociedad, al destruir las subestaciones eléctricas.
El presidente de la Mesa Directiva del Congreso de Michoacán, Fidel Calderón Torreblanca, se pronunció por instalar en breve una mesa de pacificación en la zona de conflicto de la Tierra Caliente.
El PAN anunció que cerrará las oficinas partidistas en ocho municipios, por que "no hay seguridad" y el PRD condenó la violencia.