Probablemente el juego más sensacional -de insólitas circunstancias- de todos en los que hasta ahora ha participado México en las series del Caribe, es el sexto de 1984, que tuvo lugar en el parque Hiram Bithorn de San Juan, Puerto Rico, el 9 de febrero de ese año.
En esa fecha nuestro país -representado por el equipo de Los Mochis, al mando de Vinicio García- llegó a la novena entrada con el score a su favor 3 carreras a 1. Pero en la apertura de esta potencial última entrada los venezolanos fabricaron dos más, el juego se empató y luego se fue a extra-innings.
Al abrirse el undécimo episodio los venezolanos anotaron una carrera y se fueron arriba. Pero al cerrarse este capítulo los mexicanos anotaron otra para empatar. Tuvieron además la oportunidad de hacer una más para ganar el encuentro, pero el mal corrido de bases consistente en garrafal error mental del mochiteco Manuel Ramírez, frustró tal posibilidad.
En el cierre de esa entrada número once las acciones sucedieron así: Matías Carrillo, el famoso Coyote de Macapul, abrió la tanda con sencillo y le siguió Manuel Ramírez con otro imparable que llevó a Matías hasta la tercera almohadilla. Luego Ramírez se robó la segunda colchoneta, a la que llegó quieto. Sin embargo, al incorporarse, inexplicablemente inició el camino de regreso a la primera colchoneta, siendo de inmediato puesto out por el camarero venezolano. A continuación el bateador mexicano en turno, José Rendón, conectó sencillo que hizo anotar a Matías Carrillo y hubiera también llevado al home a Ramírez, de no haber sido enfriado antes por su lamentable "error de cabeza".
En la entrada número doce del juego siguió empatado a cuatro carreras y en su turno de la décima tercera los venezolanos no pudieron anotar. Pero sí nuestro país, en el cierre de ésta. Se inició la parte baja con base por bolas al antesalista de México David Villagómez. Matías Carrillo, en jugada de sacrificio, tocó la bola para avanzarlo a la intermedia pero el pitcher venezolano, José Alfaro, al fildear el toque se tardó en tirar a primera y ambos -Villagómez y Carrillo- quedaron embasados.
Vino el siguiente bateador y conectó tremendo cañonazo al jardín derecho, que impulsó a Villagómez con la carrera del triunfo mexicano. ¿Sabe usted quién fue ese bateador que produjo la anotación de la victoria? Pues nada menos que ¡¡Manuel Ramírez!!
Con respecto a su "error" en la undécima entrada al robarse la segunda base, se comentó que el short stop venezolano le dijo que se había pedido tiempo, y él lo creyó, por lo que inició su retorno a la primera almohadilla para ser puesto out.
Ante esa innoble treta del venezolano, no cabe duda de que en el beisbol opera una especie de mano invisible justiciera. En la pelota se dice: "Así como el beisbol te quita, también te da". Como en este caso de Manuel Ramírez, quien por cierto en esos años de mediados de los 80 en el verano jugaba para Monclova, pudo lavar el "error" con su oportunísimo hit reivindicador en el cierre de la entrada trece.
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