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El maíz transgénico: contaminación de razas nativas (II)

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

Uno de los argumentos más importantes en la demanda colectiva que originó que se declarara, por parte de un juez federal, una suspensión o medida precautoria a todos los trámites administrativos de los permisos de liberación de maíz transgénico, es el derecho de la colectividad a acceder a la diversidad biológica del maíz.

Para adentrarnos a este derecho al que tenemos todos al medio ambiente, quizás valga la pena recordar que en México, según registros arqueológicos, se siembra el maíz desde hace aproximadamente 6,300 años. Desde ese tiempo, el maíz se convirtió en uno de los principales productos de intercambio entre los pueblos que habitaban principalmente en el sur y centro del país y posteriormente también en el norte; de hecho uno de los registros arqueológicos más antiguos que se tienen del maíz corresponde a Ocampo, Tamaulipas, (4,400 años antes del presente).

De manera que poco a poco, con la paciencia que da el tiempo ecológico a las poblaciones humanas, el maíz se fue llevando a todas las regiones del país, las cuales como sabemos son sumamente diferentes en tipo de clima, suelo, vegetación y fauna. Con la misma paciencia, los primeros agricultores mexicanos fueron seleccionando al maíz para lograr los mejores resultados en la multitud de sitios ecológicos donde se cultivaba. Esto dio origen a la creación de una gran diversidad de razas nativas de maíz, que tenían ancestros comunes, pero que se fueron diferenciando por las diversas condiciones ambientales en las que se sembraba.

De acuerdo con la información de la Comisión nacional para el conocimiento y uso de la biodiversidad (Conabio) y del incansable EckartBoege, investigador que ha entregado su vida al estudio del patrimonio biocultural de los pueblos indígenas y que además se ha convertido en un gran promotor de su conservación, alrededor de 75 razas nativas de maíz se encuentran distribuidas en todo el territorio nacional. ¿Qué significa esto?, que "todo el territorio nacional es centro de origen y diversificación genética del maíz."

En Coahuila por ejemplo, predomina el Tuxpeño Norteño, Apachito y Conejo, aunque también se encuentran las razas Dulce y Tuxpeño. En Durango, predomina el Cónico Norteño y el Motozinteco, con menor abundancia se encuentra el Tuxpeño Norteño, el Harinoso Ocho y el Bolita. La mayor diversidad y abundancia de razas nativas se encuentra en el centro del país, sureste y en la península de Yucatán.

Esta es la diversidad biológica del maíz a la que se quiere tener acceso, se trata de un esfuerzo colectivo que pretende conservar en el lugar donde se encuentran las distintas razas nativas de maíz. Todos estos maíces, tienen propiedades que por un lado las diferencian y por otro se aprovechan para elaborar más de 600 alimentos diferentes, entre los que destacan más 300 tipos de tamales y una gran cantidad de bebidas. Cita el Dr. Turrent, experto maicero que es integrante de la Unión de Científicos Comprometidos, que el totopo oaxaqueño sólo se elabora con el maíz Zapalote Chico, que se encuentra únicamente en Oaxaca, muy cerca de las costas de este estado.

La liberación de maíces transgénicos en cualquier parte del país, ocasionará irremediablemente la contaminación de las razas nativas, esta posibilidad ya está ampliamente documentada. Por un lado, la forma de reproducción del maíz facilita el cruzamiento, de tal manera que si se establece un cultivo transgénico a un lado o a distancia de otra siembra de maíz no transgénico, esta última se verá contaminada por la primera, este flujo contaminante en una dirección se explica por el hecho de que el maíz transgénico es el que contiene genes extraños a su genoma, esto es, que no le pertenecen, que le fueron impuestos a través de medios artificiales.

Por otro lado, la movilidad de las personas de un lugar donde se permita el cultivo transgénico a otro donde no esté permitido, facilitará tarde o temprano, el movimiento del grano. De hecho esta es una costumbre que se da mucho entre los campesinos, sobre esto, comenta el Dr. Turrent que en este país la razón de cómo se ha desarrollado la diversidad del Maíz es porque siempre hay intercambio, si alguien va al lugar donde se autorice la siembra de maíz transgénico y le gusta, se puede traer una mazorca o varias y mezclarla con sus semillas de tal manera que se cruzarían en sus siembras, luego ocurre el intercambio de semilla en la comunidad y así "las cosas estarían planteadas para una contaminación masiva e imparable, y además un camino de no retorno."

Algunos podrían pensar que esto quizá mejoraría las razas nativas, pero nada más alejado, la mayoría de estas razas se cultiva en tierras de calidad media a marginales, en las que solamente las razas nativas de maíz prosperan. Y si hubiera alguna contaminación que deteriorara a los maíces nativos, miles de familias campesinas que son las que manejan las tierras de menor calidad, podrían perder sus cosechas y no tener que comer. Esto es sólo una parte de los problemas que se presentarían, el punto de que los maíces transgénicos son propiedad privada y que nuestros maíces son públicos y el hecho de que en México existe una Ley Federal de Variedades Vegetales que se opone a las patentes de seres vivos, complica aún más la situación. Seguramente, la modificación de esta ley será un nuevo frente que tendrá que lucharse.

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