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El muro

GILBERTO SERNA RAMÍREZ

Leí en el periódico el encabezado Superará Frontera con México al Muro de Berlín, para luego agregar en el pie de grabado de la foto que trae la imagen del senador John McCain, la frontera con México será la más militarizada desde el muro de Berlín. Luego, en el cuerpo de la nota el propio legislador estima que la enmienda al proyecto de la ley de inmigración duplicará el número de agentes de la Patrulla Fronteriza y la construcción de más de mil kilómetros de muro, así como también prevé utilizar miles de millones de dólares para equipo de vigilancia avanzada. Hasta aquí lo que pretenden las reformas a la ley migratoria. Se le pide al senador que ya entrado en gastos no olvide la creación de la llamada franja de la muerte, formada por un foso, una alambrada, carretera para vehículos militares, sistemas de alarmas, armas automáticas, torres de vigilancia y patrullas acompañadas por perros las 24 horas del día.

El muro de Berlín al que alaba y parece glorificar el senador McCain, era una pared de hormigón (mezcla compuesta de piedras menudas y mortero de cemento y arena) de entre 3, 5 y 4 metros de altura con un interior formado por cables de acero. Dividió a Berlín en 4 sectores, en 1949 los tres sectores occidentales pasaron a llamarse República Federal Alemana y el sector oriental se convirtió en la República Democrática Alemana. Los occidentales lo conformaban estadunidenses, franceses y británicos, en tanto el oriental era el de los soviéticos. Lo que provocó su construcción fue que los rusos se dieron cuenta de su maltrecha economía por lo que no había que adivinar que la población germana preferiría el Berlín occidental. Casi tres millones de personas habían dejado atrás la Alemania Oriental para adentrarse en el capitalismo.

AsÍ que ahora nos quiere dar la misma medicina que les dieron los soviéticos a los alemanes erigiendo el Muro fronterizo. El de Berlín que servía para evitar la emigración de las familias que se habían quedado en el lado equivocado. Sólo nos falta que por motivos de seguridad aquí se dé la orden de disparar a matar a nuestros connacionales, que al cruzar la línea fronteriza tan sólo buscan mejorar su status económico. El hambre es "caniija" y el que no hace nada para darle de comer a su familia no merece tenerla. Pero de ahí a que se les condene a muerte por el hecho de ser indocumentados, hay un largo trecho. Lo único que podemos hacer es una protesta contra de lo que pretenden implementar las autoridades de la Unión Americana.

Todo indica que lo que mueve a esos señores para ordenar medidas estalinistas es el odio, la aversión o repulsión hacia nuestra gente. El odio es lo contrario a la amistad, el odio es una intensa sensación de desagrado. No se explica de otra manera que se llegue al extremo de ordenar las medidas draconianas que pretenden regresar a los tiempos del dispara primero y averiguas después, lo que propone el senador es lo más violento que se ha escuchado en tiempos de paz.

Es acaso una malquerencia, tirria, antipatía, ojeriza, repugnancia, animadversión, resentimiento, rencor o simplemente ausencia de comprensión. Los mexicanos deberíamos estar o estamos resentidos pues en manos de los que quieren llevarnos al paredón perdimos lo que ahora es en gran parte el territorio de los estadounidenses.

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