Siglo Nuevo

El óxido del erotismo

SEXUALIDAD

El óxido del erotismo

El óxido del erotismo

Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya

Cuando una pareja tiende a buscar una y otra vez las mismas formas de gratificarse sexualmente, por más placentero que sea, existe el riesgo de que en algún punto eso ya no baste. Detrás puede esconderse un problema pues definitivamente en medio de la cama no sólo se disfruta el sexo, sino que se pone a prueba la capacidad de comunicación.

Daniela y Andrés peinan canas sobre su cabeza. Llevan 20 años casados y hasta hoy se consideran una pareja bien avenida. Sus relaciones sexuales son frecuentes ya que tres veces por semana se brindan la oportunidad de disfrutarse.

A Daniela le encanta que Andrés se dé el tiempo pausado y necesario para tocarla y besarla profundamente. Andrés disfruta cuando ella se sienta encima de él. Todos sus movimientos le despiertan placer y el orgasmo corona sus esfuerzos. Son felices. Pero frecuentemente, al estar en la intimidad, cada uno sabe de memoria lo que va a hacer el otro; han caído en una dinámica sexual que si bien es satisfactoria tarde o temprano podría no ser suficiente.

¿CÓMO LEGAMOS A ESTO?

El deseo existe; el goce físico también, la excitación, el orgasmo. ¿Por qué entonces se cae en lo predecible?

Para entenderlo examinemos el caso de Daniela y Andrés, cuya rutina diaria es un reflejo de lo que viven en la cama y viceversa. Por la mañana después de ducharse y tomar un rápido almuerzo junto a sus hijos, salen con prisa a sus respectivas oficinas. Cada uno experimenta la sensación de estar haciendo lo que le gusta y de manera bien retribuida. A mediodía comen en casa. Apenas tienen tiempo para entreverse cuando es hora de volver. Por la tarde sus actividades laborales llenan sus espacios. Se acompañan para cenar. Luego consultan sus correos electrónicos, visitan redes sociales y se van a acostar después de darse un baño rápido en la ducha.

Tienen bien asegurada la privacidad, ya que su habitación está separada, por lo que pueden permitirse jugar antes de consumar el coito. El obstáculo que con mayor frecuencia tienen que enfrentar es el cansancio y el estrés de la vida diaria, tanto en el trabajo como con sus hijos y lo que es peor, entre ellos mismos.

El ritmo de la vida los ha llevado al ‘viernes social’ con amigos: reuniones, salidas a algún antro; ‘sábado sexual’ después de alguna cena romántica y ‘domingo familiar’ con los hijos a algún restaurante. Entre semana le roban horas al sueño para tener sus encuentros, todos con orgasmos de ambas partes y sonrisas de oreja a oreja, pero dentro del corazón y en el pensamiento ronda una pregunta: ¿qué no habrá algo más que esto?

¿Qué pasa entonces? Perdieron el contacto auténtico. Al conocerse, su romance como pareja les ofreció la perspectiva de momentos maravillosos; abrazos y besos se fueron sucediendo al desfile de sueños, harían esto y aquello, alcanzarían metas comunes, se apoyarían. Posteriormente los hechos de la vida fueron aletargando esas expectativas. El príncipe y la princesa que ambos parecían cedieron paso al descuido, al egoísmo, a los comentarios juiciosos e hirientes de ambos. Una lucha sorda se estableció sin que se percataran, las heridas dieron lugar a los resentimientos y estos distanciaron el contacto real que se da cuando los amantes se entregan en las palabras mucho antes de llegar a la cama. Se acabaron los momentos románticos y quedaron únicamente los eróticos. La obtención del orgasmo se constituyó en el único objetivo. Por eso lo físico funciona tan bien, pero hay la sensación de que aunque se disfruta, es algo repetitivo, predecible.

UN REFRESH CONTINUO

Más allá de la aparente satisfacción sexual, toda pareja necesita revisar y en su caso replantear la dinámica de su relación. Entender que el aspecto emocional y psicológico son cruciales para hacer crecer el lazo que comparten.

El objetivo inicial de quienes se aman es ser felices, considerando que juntos son mucho más que dos. En el trascurso de la vida esa meta se cambia por la de resolver los problemas que la pareja y la familia tengan. La búsqueda de la felicidad se trasmuta por la intención de salir adelante. Hay que crear un patrimonio y sacar a los hijos adelante (cuando los hay); además, tener encuentros sexuales rápido y bien, quedar sudorosos y exhaustos para después afirmar sonrientes: “¡Estuvo rico! ¡Quedé cansado, pero contento!”. El autoengaño en cada uno impide ver la realidad que se perdió en algún momento de la relación.

Para evitarlo, la pareja necesita regresar continuamente a su origen amoroso, donde las palabras daban pie a los sentimientos y estos a su vez generaban el deseo de pertenecerse carnalmente como una consecuencia natural.

El proyecto de vida conjunto del que primariamente hablaron precisa de replantearse a la edad y circunstancias presentes. Nada permanece estático y el matrimonio también sufre trasformaciones, hay que adaptarse a éstas.

Quienes esperan que el otro tome la iniciativa, actúan de manera pesimista y responsabilizan a la otra parte de lo que a ellos les corresponde.

“¡Es que la iniciativa de estas pláticas debe ser del hombre!”, argumentan algunas mujeres; otras, en cambio, exigen ser ellas las que hablen primero. Pero la vida en unión está precisamente basada en dos personas que aportan cada una su manera de ver y actuar en la vida.

Sus puntos de vista se ligan con antecedentes familiares, sociales, educativos, y empatarlos en una relación de pareja provocará dificultades a lo largo de los años. Muchas cuestiones los harán chocar entre sí aunque cada quien argumente tener la razón. La actitud hará la diferencia. Tener apertura a conocerse diariamente y aceptarse diferentes y cambiantes, les prevendrá de caer en resentimientos que sólo abrirán una zanja más profunda entre ellos.

Es necesario tener espacios de tiempo y un lugar neutral donde más allá de compartir eróticamente, puedan hablar con libertad y sin hacer juicios para saber qué ocurre con el otro y qué tan bien están entendiendo los mensajes eróticos que se envían. De la facilidad que tengan para expresarse y sentirse aceptados dependerá que encuentren nuevos caminos amorosos y sexuales para complementarse.

COMPRENDER Y COEMPRENDER

Sentirse comprendido en lo íntimo, aceptado tal y como se es actualmente y saberse amado, son requisitos indispensables para los buenos amantes, así como erradicar la conducta de exigir resultados al otro cuando no se contribuye eficazmente a la relación.

Tomar como propósito de vida hacer feliz a la pareja, buscar en todos los momentos comunicarle aceptación y anhelo de conocerle profundamente, favorecerá la consolidación de su vínculo.

El placer va antecedido por la sensación de seguridad en el amor y deseo del compañero. Sentir que lo que comparten no va a perderse sino que es sólido (aunque existan problemas), ofrece a los cónyuges la posibilidad de encontrar soluciones.

Quienes propician la comprensión y aceptación mutua reemprenden el camino del goce erótico. Cada día les concede una nueva oportunidad para generosamente cometer errores, aceptarlos, reírse de ellos, reaprender y reemprender el avance juntos.

Las mejores lecciones de vida de una pareja nunca terminan, pues cada instante es irrepetible. Concederse permiso para descubrirse día con día abrirá la puerta a una sexualidad diariamente renovada.

www.sexologosilvestrefaya.com

Leer más de Siglo Nuevo

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Siglo Nuevo

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

El óxido del erotismo

Clasificados

ID: 824800

elsiglo.mx