Zidane fue uno de los 'extranjeros' en aquella selección de Francia. (Archivo)
Con el partido entre Brasil, campeón defensor, frente a Escocia, se inauguraba el 10 de junio de 1998 la Copa del Mundo de Francia, que puso sobre la mesa uno de los demonios del futbol actual: el racismo. Por cierto, la selección tetracampeona se impuso 2 goles a 1 a Escocia y empezó su camino rumbo a la conquista de una nueva corona.
Francia tuvo apenas competencia ante la candidatura de Marruecos, con mayor razón cuando Suiza se retiró de la contienda por organizar la XVI Copa del Mundo. Michel Platini, uno de los inmortales del futbol galo, influyó de manera decisiva desde su posición como presidente de la UEFA.
Sin embargo, los talentos diplomáticos de Platino enfrentaron un debate al interior sobre la integración de una selección que era vista por algunos sectores radicales como un conjunto de extranjeros quienes, incluso, se negaban a cantar la Marsellesa (el himno francés). Hubo quienes compraron ese discurso, otros lo defendieron.
El líder del partido de ultraderecha Frente Nacional y a la postre candidato a la presidencia, Jean Marie Le Pen, manifestó que era “artificial” hacer venir a jugadores de otros países y en una metáfora sobre los colores de la bandera (azul, blanco, rojo), se refirió a la selección como “black-blanc-beur”, término este último para designar despectivamente a los descendientes de inmigrantes del norte de África.
Sólo que aquí se metió en un callejón sin salida, porque la máxima estrella de esa selección y entonces quizá el mejor jugador del mundo (junto al brasileño Ronaldo), Zinedine Zidane, es precisamente de origen argelino, como Karim Benzema, una de las figuras francesas de la actualidad y quien públicamente se ha negado a entonar “La Marseillaise”. El mismo Zidane no siempre lo hizo, advertido de que las cámaras de televisión estaban al pendiente de este detalle.
Le Pen basaba sus críticas en el hecho que 17 de 23 jugadores del conjunto galo provenían de familias de inmigrantes y la mayoría eran negros, pero esos futbolistas le dieron una bofetada con guante blanco.
Llegaron a la final y superaron con autoridad al cuatro veces campeón Brasil 3 goles a 0, dos de ellos obra de Zidane en contundentes remates de cabeza a tiro de esquina. Francia selló así hace 15 años un Mundial que también fue conocido como el de “La integración” por esa mezcla de razas reflejada en la cancha, particularmente del país anfitrión.
El gran problema es que los finales no son siempre felices como en 1998 y los discursos peligrosamente se repiten. En 2006 el presidente de la región francesa de Languedoc-Rosellón, Georges Freche, expresó sin medias tintas: “Siento vergüenza de este país, muy pronto habrá 11 negros (jugando)”. A la fecha, los aficionados que imitan los sonidos de monos en las tribunas contra futbolistas rivales de color, reflejan el mismo dilema francés no resuelto.
CURIOSIDADES DE FRANCIA 98
* Fue la primera ocasión que participaron 32 selecciones (antes eran únicamente 24)
* Fue la única ocasión que un partido se definió con Gol de Oro en tiempos extra (Francia 1-0 a Paraguay)
* Lothar Matthaus, de Alemania, igualó el récord del mexicano Antonio Carbajal de disputar 5 Mundiales
* Robert Prosinecki se convirtió en el único jugar en marcar goles con dos selecciones distintas, en 1990 con Yugoslavia y en 1998 defendiendo a Croacia.
