Forma de actuar de una persona, comportamiento que la persona muestra para hacer las cosas, eso es la actitud. Es una forma de motivación social que impulsa y orienta las acciones de las personas hacia determinados objetivos y metas. También es una predisposición habitual de responder de manera consistente ante las distintas situaciones de la vida. La actitud es fruto de creencias y conocimientos que predisponen a un individuo a realizar acciones coherentes con esas creencias y conocimientos. Si una persona enriquece sus conocimientos y cambia sus creencias, su actitud también cambiará.
Si tomamos la palabra actitud de manera literal y tratamos de formar un acróstico-composición en la que las letras de una palabra leídas en sentido vertical, forman parte de las frases que le siguen- y la descomponemos letra a letra, podemos decir que la actitud es:
Acción.- Es hacer las cosas, llevarlas a cabo manteniendo vivos los motivos, las razones de por qué hacemos las cosas. Los motivos pueden ser externos: salario, prestaciones, lugar de trabajo. Me dan y doy, lo hago por lo que me dan y con eso me conformo. También hay motivos interiores que crean satisfacción; aquí hay cuatro tipos de trabajadores: el que rinde y no está satisfecho, el que está satisfecho y no rinde; el que no rinde y no está satisfecho y el que está satisfecho y rinde. Un ejemplo de éste último tipo de trabajador: el que vende carros, pero cada venta la toma como un desafío para sus conocimientos y para su experiencia. No prescinde de su interés en la comisión, pero tiene un motivo nuevo, más profundo que lo lleva a vender mejor. Toma al cliente como la persona que le da la oportunidad de crecer y de prestar un servicio. Los motivos trascendentes, que van más allá de uno mismo. Siguiendo con el ejemplo del vendedor de carros: vende los carros porque siente que al hacerlo está prestando un servicio a una persona y lo hace porque piensa que servir es bueno y lo hace con dedicación porque cree en la empresa en que trabaja, contribuye a la economía del país y se mejora más a sí mismo. Los motivos trascendentes son la base para mejorar nuestra actitud.
Compromiso.- Cumplir con empeño lo prometido e ir más allá de lo pactado. Es lo que se hace porque va de por medio una promesa. Una persona comprometida hace del cumplimiento de lo prometido una misión. El compromiso de una persona no está en el contrato, está en el interior de la persona y lo demuestra con hechos, el compromiso le permite reflexionar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos, afrontándolas de manera positiva e integral. Una persona comprometida pone el máximo cuidado y atención en lo que hace o decide.
Trabajo, dedicación estable a la acción productiva que produce resultados positivos. Hacer del trabajo algo nuestro, que nos hace crecer, que nos mejora con lo que hacemos y en el que no nos limitamos ha hacerlo mecánicamente, como autómatas, sino poniéndole alma, corazón y vida a lo que hacemos. La manera ideal de realizar un buen trabajo es cuando lo hacemos de manera inconsciente porque ya nos hemos formado el hábito de siempre hacer todo de la mejor manera, sin ponernos a pensar en ello, cuando ya nos sale "naturalito" porque ya echamos raíces en nuestra conducta para hacerlo de esa manera sin necesidad de que nos pidan que tratemos de hacerlo de la mejor manera, como un músico que toca sin partitura porque ya se la sabe de memoria.
Innovación.- Ver nuevas maneras de hacer las cosas, generar mejores alternativas ante los modos rutinarios de hacer las cosas. Meterse dentro de lo nuevo, investigar, tener curiosidad, cambiar y renovar lo que hacemos, estar abierto a lo incierto sin temor. Primero tener intención de cambiar y luego buscar el conocimiento que nos permita hacer las cosas de manera distinta y mejor.
La innovación es parte de la creatividad, la cual nos lleva a encontrar nuevos caminos, a usar nuestra imaginación en la búsqueda de soluciones distintas, a buscar y usar la información disponible para hallar pistas que nos lleven a desarrollar nuevos caminos.
Tenacidad.- Persistir, no desanimarse, perseverar en la adquisición de hábitos de conducta que nos permitan ser personas comprometidas. Para ser tenaces se requiere pasar del propósito de ser tenaces a la acción de persistir a lo largo del tiempo, con carácter de permanencia en el propósito.
Unidad.- Saber que no estamos solos, hace falta contar con los demás y hacer equipo con ellos, perseguir metas y objetivos comunes para beneficio de todos, unirnos a nuestros compañeros para sacar adelante exitosamente nuestros proyectos. Sumar fuerzas, compartir al recorrer juntos el camino. Unidad no sólo de propósitos sino también de pensamiento, unidad de corazones, cuando todo esto se da, de ahí nace la fuerza común que llega mucho más lejos que el esfuerzo individual.
Dignidad.- Respetarse a sí mismo y a los demás. Ser honesto consigo mismo, ser autocrítico y juez severo con lo propio, consecuente con lo que nos propusimos y cumplir lo pactado, es el sello de una buena actitud.