El Síndrome de Esquilo
De pie, frente a la barra, me miran las tres: rubia, morena y pelirroja. Llevan vestidos entallados y me sonríen en pose seductora, incitantes. Entonces, en primer plano, aparece una sola palabra: Buffet.
Otra imagen presenta sólo una modelo con un estratégico escote. También ella mira hacia el frente, hacia donde estoy yo. Sobre su pecho, en letras enormes, flota una sola palabra: Amor.
No son mis sueños de adolescente, sino parte de la campaña "Es fácil ser hombre", lanzada por la empresa cervecera Cuauhtémoc-Moctezuma. Según la página web cervezasvip.com, Pedro Esquivel, director de marcas de la empresa, precisó que esa campaña se destaca por "resaltar la manera en que los hombres ven la vida de manera ingeniosa y divertida".
De inmediato han saltado las reacciones: en Yucatán existe una iniciativa encabezada por Ludivine Cicolella, Elizabeth Wejebe y Rafael Gamboa, quien está llevando a cabo una recolección de firmas para que los anuncios sean retirados. La carta donde pide al público su apoyo dice: "En realidad esta campaña publicitaria, y especialmente los tres anuncios 'Buffet'- 'Prima'- 'Hermana', presentan estereotipos de ambos géneros. Las mujeres son reducidas a objetos de consumo masculino, y los hombres aparecen como seres superiores, cuyos impulsos primitivos demostrarían su ingenio". La iniciativa ha prendido también en otros estados, como Sinaloa y Guanajuato (Se puede firmar directamente en línea en la liga http://chn.ge/13Qymdw).
Aquí tengo algo qué decir: ni me veo representado como hombre en la campaña, ni veo el ingenio por ninguna parte. Lo que sí veo es una colección de estereotipos. Veo una publicidad que encasilla a las mujeres a un papel limitadísimo, superficial y que a los hombres nos etiqueta de tontos, nos reduce a unos primates balbuceantes que no saben distinguir entre el deseo y el amor.
Pero aclaro de una vez que no me estoy rasgando las vestiduras. Creo que cada quien tiene derecho a vestirse como se sienta más cómodo, que las mujeres pueden usar la falda y la blusa tan cortas o tan largas como se les antoje. Conozco académicas que no son menos brillantes por tener piernas increíbles. No, aquí la cuestión es otra que ya hemos comentado: si bien la realidad es una, las formas de interpretarla son infinitas. Ante el mismo estímulo, cada uno de nosotros puede reaccionar de manera distinta, o al menos eso es lo deseable, pues esa diversidad de ideas enriquece nuestra visión del mundo. Cualquier mensaje que atente a unificar esa pluralidad busca encasillarnos y entontecernos.
Además de la división entre hombres y mujeres, en este caso existe otra división subterránea que es clave: la que separa a productores y consumidores. Al firmar la petición, hombres y mujeres hacemos escuchar nuestras voces como ciudadanos, así seguimos construyendo un México democrático en el que los mensajes no son unilaterales ni nos dictan cómo se supone que debemos actuar en función de sexo, edad, etnia o condición social. Una campaña que nos dice que para ser hombre no se necesita pensar mucho, que reduce nuestro monólogo interior a palabras aisladas, atiende más a retratar al tonto alcoholizado que a "hombres con carácter".
Twitter: @vicente_alfonso