El Síndrome de Esquilo

En una nota hecha por Yohan Uribe, difundida el jueves por Siglo TV, se les preguntó a los dos candidatos punteros a la alcaldía de Torreón cuál sería su plan en materia de cultura. Ambos prometieron aumentar el presupuesto en este rubro y usaron la misma frase: la cultura es esencial para reconstruir el tejido social en nuestra ciudad. Bajo el riesgo de sonar pesimista, sospecho que muy poco puede hacer la cultura para frenar los niveles de violencia en Torreón al menos en los tres-cuatro años, y más adelante explicaré por qué.

Antes de ahondar en el tema, rescato las frases que usaron los candidatos durante sus respectivas respuestas a la primera pregunta de la entrevista, sobre el papel que la cultura tendría en su eventual administración. Miguel Ángel Riquelme, candidato del PRI, afirmó que ha sostenido ya un par de reuniones con los creadores locales. Su primer ofrecimiento fue aumentar los dineros destinados al rubro de cultura a 2% del presupuesto de la ciudad, es decir más o menos 38 millones de pesos al año. Su respuesta cierra así: "yo creo que la cultura en estos momentos se convierte en nuestro principal recurso para la reconstrucción del tejido social".

Por su parte, Jesús de León, del PAN, mencionó: "Voy a hacer una alianza con todos los grupos de cultura, los grupos artísticos de nuestra ciudad para que me ayuden a arreglar el tema de la seguridad pública. ¿Cómo? Llevando todas estas presentaciones, llevando todas estas exposiciones a las áreas más conflictivas de Torreón". Instantes después remata: "si no apoyamos a la cultura y el deporte en el tema de la reconstrucción del tejido social, esto va a estar mocho".

No es que descalifique la apuesta por las artes: es bueno saber desde hoy que el próximo alcalde destinará más dinero a difundir el quehacer artístico y cultural en Torreón. Pero creo que debemos ser realistas, y me preocupa esta concepción de que la cultura puede ser un antídoto infalible e inmediato contra los peores problemas que enfrenta nuestra ciudad. Honestamente no puedo imaginarme siquiera a cuadrillas de pintores, músicos, actores y escritores entrando en zonas de la ciudad en donde hoy día no entran siquiera las patrullas (es decir, en las "áreas más conflictivas").

Alguna vez, cuando recibí el Premio Nacional de Novela Policiaca, un Instituto de Policía me invitó a dar una conferencia ante cientos de agentes de la ley. En mi charla recordé el capítulo XXXVIII de El Quijote, donde Cervantes pone en boca de su personaje una serie de ideas que conocemos como "discurso de las armas y las letras". Don Quijote busca resolver cuál de los oficios es mejor: soldado o escritor. Tras una serie de argumentos, el hidalgo concluye que con las armas se defienden las repúblicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, los caminos…

Hay una potente dosis de ironía en el pasaje de Cervantes, porque mediante las letras hace triunfar a las armas. Luego entonces, las letras son más poderosas pero no actúan directamente, ni de inmediato. La cultura y la educación son una apuesta a largo plazo. Por eso nuestra clase política suele apostar poco por la cultura y por la educación: porque es una inversión que no se ve de inmediato. Confiar ciegamente en las bellas artes como reconstructor del tejido social es hacer a un lado el hecho de que existen otros factores como el desempleo, la falta de servicios, la corrupción al interior de las instituciones...

Me quedo con ganas de conocer cuál es el lugar que le da a la cultura cada uno de los candidatos: ¿cuál es su libro favorito y por qué? ¿Tienen piezas de arte en su casa? ¿Van al teatro?, ¿cuándo fue la última vez que visitaron un museo? Ojalá que alguien en su equipo se ocupara de hacérnoslo saber.

Mientras tanto, vayan a votar el próximo domingo.

Comentarios: @vicente_alfonso