El Síndrome de Esquilo
Ubiquémonos en Carolina del Norte, Estados Unidos, 1839: cansados de viajar debido a sus contratos con el empresario de espectáculos más grande de la época, P.T. Barnum, los hermanos siameses Chang y Eng deciden establecerse en una pequeña población rural, en un intento por reestablecer la vida de granjeros que llevaban cuando niños en su natal Siam, hoy Tailandia. No les será fácil convencer a los pobladores de la región de que tienen derecho a una vida normal. Para poder casarse con sus respectivas novias, deben enfrentar un tribunal que acusa a cada una de las futuras esposas de cometer bigamia. Condenados a estar siempre juntos, deben establecer reglas muy claras para convivir, pues han desarrollado personalidades muy distintas e incluso contradictorias: mientras el retraído Eng es asiduo lector de Shakespeare, el impulsivo Chang es alcohólico y jugador. Más que una atracción de feria, fueron un caso histórico que desveló a médicos, escritores e incluso juristas en el siglo XIX.
Años después, en la última década del siglo XIX, un célebre escritor intenta recrear literariamente la lucha de esos siameses por establecer sus respectivas identidades. No se trata de un recurso gratuito. El autor es, en sí, un personaje dual: bajo el seudónimo Mark Twain goza de popularidad mundial, y se le considera el mejor humorista de América: son célebres sus novelas, sus conferencias y sus artículos periodísticos plagados de bromas y charadas. Pero al mismo tiempo su vida privada es conflictiva, pues en esa década dos de sus hijas mueren por meningitis y epilepsia, su mujer está enferma (poco después perderá la vida) y además ha caído en bancarrota por malas decisiones de negocios. Es en este contexto, en sus numerosos viajes entre Europa y los Estados Unidos, que Clemens/Twain comienza a escribir una historia oscura que dará pie a dos novelas: Puddnhead Wilson y Los extraordinarios mellizos.
Publicadas en 1894, ambas novelas disfrutaron, en su momento, de extraordinaria popularidad. Se trata de dos ficciones que han estado ligadas entre sí desde su escritura, pues como el autor lo explicó en vida, surgen de una idea embrionaria que se dividió para dar origen a dos novelas distintas. Así pues, ambas novelas comparten entorno, algunos personajes, e incluso es común que se publiquen en un solo volumen. Entre los personajes que aparecen en los dos libros destacan los gemelos Ángelo y Luigi Capello, basados en los siameses Bunker. Hay, no obstante, diferencias entre ambas obras: mientras en Puddnhead Wilson los hermanos son gemelos idénticos, en Los extraordinarios mellizos son hermanos siameses, unidos por el tórax.
Si bien el motivo de los gemelos ha dado obras maestras en la literatura (de Los Menecmos de Plauto a Los meteoros de Michel Tournier) también es cierto que el abuso del recurso ha dado pie a un alud de ficciones mediocres en las que la dualidad se utiliza como detonador para generar sorpresas o equívocos ante dos seres idénticos. Más que un truco de espejos, la convivencia entre mellizos es un rompecabezas que nos remite al misterio de la individualidad humana. Pero tenemos razones para creer que la obsesión de Twain por la dualidad iba más allá. La anécdota pone en evidencia las contradicciones de la época: en esos años en que la tensión galopaba por todo el territorio estadounidense, John Calhoun, político separatista de Carolina del Norte, puso sobre la mesa una propuesta a la que se le llamó "el país de dos cabezas": contemplaba que EU tuviese dos presidentes, uno que representara los estados esclavistas y otro que representara a los estados libres, cada uno con poder de veto sobre el otro.
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