Para fines de este año o principios de 2014 podrá haber nacido el Tratado Transpacífico (TPP) el más reciente y ambicioso de todos los proyectos para crear una zona de libre comercio.
La participación de México en dicho esquema no es tan simple como en otros acuerdos comerciales. La integración regional latinoamericana intentada con ALALC o los acuerdos con Centro América o el Caribe trataban de intercambios de mercancías y de fórmulas de complementación industrial o agrícola o de coordinación de políticas financieras o prácticas aduanales. En todo caso fueron arreglos entre conocidos, por decirlo, en familia.
Vendrían luego los arreglos económicos con la Unión Europea u otros acuerdos comerciales con países como Japón. Todavía nos faltan algunos importantes como con la India o con China.
El Océano Pacífico es, en cambio, el inmenso conjunto de docenas de países con peculiaridades culturales, económicas y políticas tan disímbolas como las diferencias que separan a Australia de Brunei o Chile de Vietnam.
La propuesta del TPP lanzado en 2003 por cuatro países, Brunei, Chile, Nueva Zelanda y Singapur, ahora reúne once países mismos que hace tiempo están negociando los 27 temas que abarcan las concesiones que se intercambiarán.
No fue invitada la República Popular de China. Los observadores interpretan, como también los propios chinos, que el TPP expresa una estrategia de Washington diseñada para acotar las pretensiones económicas y políticas, claramente hegemónicas, de Beijín. China contrataca en estos días solicitando ser miembro del gran proyecto.
El tablero en que se juegan esas fuerzas dominantes no es, sin embargo, campo exclusivo de aquellas dos potencias, China y Estados Unidos, y en cuanto pueda, la Unión Europea. En el interminable proceso de reformulaciones geopolíticas y de recomposiciones de los mercados que vivimos, México, como economía "emergente" e India, Rusia, Sud África y Brasil, tenemos intereses propios que son afectados por la suerte de los "grandes".
El centro de gravedad del escenario se está trasladando hacia el área que circunda o está directamente comunicada con el Pacífico.
Hasta ahora, sin embargo, nuestra alianza natural y conjunto de compromisos internacionales y perspectivas socioeconómicas internas tienen un referente importante que es el vecino al norte. El TPP en preparación puede extendernos el marco en que vivimos, de un solo golpe, a casi todos los países ribereños del Pacífico más países como India, Malasia y Tailandia.
Con 114 millones de habitantes, más grande que Vietnam, o Filipinas, un PIB que supera a muchos de países de economía "emergente", la economía de México está vinculada en un 60% al comercio exterior. Hasta ahora los acuerdos comerciales que hemos suscrito han favorecido más la importación que a la exportación dejándonos persistentes déficit.
La exagerada apertura que se ha incorporado a los acuerdos que México ha favorecido ampliamente la compra de artículos extranjeros en despreciando al producto nacional. La perspectiva de adherirnos al TPP los continuará a menos de que por fin sepamos realizar nuestro propio potencial exportador, pero la política arancelaria ha dejado desprotegida nuestra producción.
Ya hemos entregado las listas de los productos industriaIes y agrícolas que desgravaríamos en el TPP. A su vez se han recibido las listas de Australia. Brunei, Chile, Malasia, Nueva Zelanda, Perú Singapur y Vietnam. La próxima sesión preparatoria se realizará en Lima del 15 al 24 de mayo próximo.
Los pasos dados hasta este momento no tienen que ser definitivos. Como siempre sucede en las negociaciones de este tipo, la aprobación final depende del equilibrio del paquete de concesiones y ventajas obtenidas a cambio. Hay cuestiones importantes en juego como el tema de la propiedad intelectual o los mecanismos de solución de controversias o la defensa de los intereses de los productores nacionales y del empleo. El Senado tendrá la última palabra.
Hay algo más. China, cuya economía está señalada por todos como la mundialmente dominante en muy pocos años, es un factor que México tiene que sopesar al considerar seguir adelante en un esquema rival a dicho país con el que tendremos inevitablemente más intercambios y del que recibiremos inversiones, quizás más que de los Estados Unidos.
De cualquiera manera, el TPP lanza el panorama internacional a una nueva escala en el que vamos a tener que actuar.
Por esto es indispensable que demos el estirón, mucho más allá y por encima de las míseras convulsiones que se escenifican en nuestros planteles educativos. Por no aplicarles la drástica acción que corresponde a su vandalismo criminal nos siguen retrasando.
juliofelipefaesler@yahoo.com