Terrazas de Los Andes fue creada con la premisa de elaborar vinos de altísima calidad y destacada tipicidad varietal, que fueran capaces de convertirse en íconos de los vinos de Argentina en el mundo. (Agencias)
Llevo décadas detrás de la cultura del vino y aún no me he encontrado a nadie en este mundo plagado de vides que no esté embelesado con lo que hace. ¿Imán o embrujo? No lo sé. Tal vez un poco de cada cosa y mucho profesionalismo.
No voy a innovar si les digo que entre el vino y la vida, así como entre el vino y el amor, hay muchos paralelismos: viajan juntos, se cruzan, se enredan, se sienten.
Así fue mi comida con Montserrat Guerrero y Gustavo Ursomarso, puro placer.
A Gustavo, enólogo de Terrazas de Los Andes, lo pierden las películas de Tarantino, jugar polo, comer el atún en todas sus modalidades y el vino Cheval des Andes.
Nacido y criado en Mendoza, su trabajo es claro: es responsable de garantizar el suministro de uvas de la mejor calidad para cada variedad.
Desempeña un rol fundamental en la bodega, ya que es el vínculo entre los viñedos y el equipo de enología y participa en el proceso de "blending" de cada producto.
Terrazas de Los Andes fue creada con la premisa de elaborar vinos de altísima calidad y destacada tipicidad varietal, que fueran capaces de convertirse en íconos de los vinos de Argentina en el mundo.
Luego de varios años de estudio, y a través de la elaboración de uvas provenientes de las mejores zonas de Mendoza, se identificaron cuáles eran las variedades que mejor se adaptaban a cada una de esas zonas; a partir de allí, pudieron constatar la altura ideal para cultivar cada variedad.
A finales de los 50, Moët & Chandon envío a Latinoamérica a Renaud Poirier, director de enología, a investigar el potencial de la región para la elaboración de vinos de calidad.
Poirier visitó Luján de Cuyo, en Mendoza. Muy impresionado por las condiciones de la región y por la presencia de excelentes viñedos, decidió establecer viñedos fuera de Francia.
En los 90, la calidad de los vinos resultantes, atrajo al prestigioso Chateau Cheval Blanc, que dio origen al famoso Cheval des Andes.
