El Xamán: un sueño para todos
Llega el viernes a El Xamán: Centro Cultural del Desierto y como muchas otras noches, la Asociación de Compositores Laguneros se prepara para su número de cada semana. Pepe Villalobos abre la velada con una canción de su autoría. “No la he podido olvidar” es la primera melodía interpretada esa noche, seguida de otras presentaciones musicales que dan fe del enorme talento lagunero, el cual muchas veces no dispone de espacios artísticos para mostrar su trabajo.
Al igual que la Asociación de Compositores Laguneros, diversos artistas han encontrado en este centro cultural, un espacio para dar a conocer diferentes actividades vinculadas con el arte y la cultura. En El Xamán convergen desde hace casi tres años la poesía, el cine, la música, la pintura y el teatro. Desde su inauguración, el 2 de noviembre del 2010, el centro cultural ha sido escenario de obras de teatro, conferencias, presentaciones de libros, danza contemporánea, conciertos, recitales de poesía, ciclos de cine, entre otras manifestaciones artísticas. Asimismo, el también llamado Centro Cultural del Desierto, ha impartido talleres de teatro, música, literatura, jazz y arte circense. Su objetivo parece evidente: actuar como un foro alternativo que forme, promueva y exhiba cualquier manifestación de arte y cultural en La Laguna.
Construyendo un sueño
La iniciativa provino de un grupo de jóvenes que compartían un mismo sueño: tener un espacio dedicado casi de manera exclusiva a la cultura lagunera, el cual funcionara como un foro alternativo que reuniera en un mismo sitio diferente disciplinas culturales como lo es el teatro, la danza, la música, la pintura y el cine.
Gustavo Valdés, promotor del Centro Cultural del Desierto, define el proyecto como “El sueño de El Xamán”. Comenta que desde niño tenía la inquietud de contar con un espacio propio que aglutinara todo aquello que a él le apasionaba. “Me gustaba el cine y el teatro y yo deseaba tener un lugar donde poner mis pósters, mis fotografías y sentarme ahí: estar en mi propio mundo lleno de cine y soñar despierto.” Después surgió un nuevo deseo: compartir ese sueño con otros y convertirlo en una realidad.
José Luis Rivera se interesó en el proyecto después de que Gustavo le compartiera su idea mientras ambos tomaban clases de teatro en el Instituto Coahuilense de Cultura. “Ambos compartíamos la misma inquietud. Gustavo me comentó que tenía un espacio en el Centro de la ciudad y fuimos a verlo.”
Se trataba de una construcción abandonada desde hacía ocho años. El terreno, ubicado en la calle Acuña, entre la avenida Morelos y Matamoros, fue cedido por el señor Eduardo Castillo Saucedo, abuelo de Gustavo, para que los jóvenes iniciaran formalmente con el proyecto. “Tuvimos la primera junta exactamente aquí, en la que hoy es la antesala de El Xamán. Estábamos sobre unos troncos de madera llenos de suciedad, rodeados de hojas secas. Las paredes estaban sin pintar. En fin, todo era un desastre”, recuerda Gustavo. Resulta difícil imaginar que aquel escenario tan caótico se transformaría tiempo después en lo que actualmente es el Centro Cultural del Desierto.
José Luis explica que el espacio fue habilitándose de manera paulatina. “Fue tomando vida. Empezamos desde lo más básico, que fue limpiar y pintar el lugar.” Para ese entonces, se habían sumado al proyecto Elizabeth Juárez, Teresa Simental y los miembros del grupo Tolvanera Producciones. Inicialmente, estos jóvenes sólo contaban con una construcción derrumbada y un sólo sueño en la mente: hacer de aquel terreno abandonado, un espacio que fuera un escaparate para el arte y la cultura lagunera.
“Nos pintamos de mimos y fuimos al Centro a ofrecer diferentes espectáculos para después botear entre el público.” revela Liz Juárez. “Nosotros no buscamos hacer negocio con esto. El dinero que se cobra para cada evento o taller es una cantidad representativa y es para los mismos artistas que vienen a ofrecer su trabajo y conocimientos. Lo que sale es también para acondicionar y mejorar los espacios que aquí ofrecemos”, afirma Gustavo.
El Xamán: Centro Cultural del Desierto abrió sus puertas por primera vez el 2 de noviembre del 2010 con la presentación de diversas actividades. “Nos organizamos para festejar el Día de Muertos. Ese año dedicamos el altar a Pancho Villa. Para ser el primer evento hubo mucha gente: acudieron 60 personas. Desde entonces, nos hemos dedicado a mejorar, a traer más opciones culturales para el público.”
Jóvenes con iniciativa
“Somos un centro cultural del norte del país. Pertenecemos a una región semi-desértica, pero queremos que esto implique solamente la cuestión climática. Nuestra región no puede ser también una región desértica de cultura y arte”, asegura José Luis, quien estuvo coordinando las diferentes actividades artísticas durante los primeros años de El Xamán.
Pero, ¿qué incentivó a estos jóvenes a que emprendieran un proyecto de esta naturaleza? Liz señala que todos ellos ya contaban con una corta trayectoria en alguna disciplina artística. “Yo he vivido la experiencia de que si estás en teatro, y no tienes un foro para presentarte, simplemente no te presentas. Las rentas de los teatros son muy costosas, inclusive hay grupos que no tienen ni siquiera un lugar para ensayar. Hay muchísima gente con mucha más trayectoria que ha vivido esto toda su vida. Por lo mismo, quisimos habilitar y ofrecer un espacio para que todo el público venga y haga lo que necesite hacer, desde venir a sentarse a escribir, o venir a cantar, pintar o ensayar una obra de teatro.”
Con la creación de El Xamán, este grupo de jóvenes busca que toda la gente vea el fenómeno cultural como algo cercano. “Queremos que la cultura se convierta en parte de la cotidianidad de los laguneros. Creemos que esto es muy importante y es necesario para el desarrollo de cualquier sociedad.”
Gustavo apoya esta iniciativa y añade, refiriéndose a los ciclos de cine que se llevan a cabo en El Xamán: “El cine es carísimo. Una salida al cine te viene saliendo en no menos de 300 pesos, si vas en pareja. Entonces, qué mejor que el cine esté abierto a toda la gente, a todas las familias que a lo mejor no tienen la posibilidad de asistir a uno por los altos precios. Por lo mismo, buscamos ofrecer una opción que resulte accesible para todos y que además, ofrezca la posibilidad de ver y aprender cosas distintas.”
Arte y cultura como sanación
El nombre de El Xamán resulta una excelente metáfora que apunta directamente a la esencia del proyecto. Liz comparte: “Teníamos muchas opciones, pero finalmente nos decidimos por El Xamán, porque un chamán es un líder, una figura importante dentro de una sociedad. No sólo se encarga de dirigir, es también un sanador. Pensamos que esto tiene mucho sentido, porque nosotros tenemos la certeza de que sólo a través de la cultura y el arte se puede sanar nuestra comunidad”.
A lo largo de tres años, El Xamán ha sido el escenario de diferentes representaciones culturales, destacando las presentaciones de Los Cardencheros de Sapioriz, la compañía lagunera de danza contemporánea Mezquite, el grupo Tolvanera Producciones, entre muchas otras. Asimismo, no podemos dejar de lado sus ciclos de cine que, de acuerdo a José Luis, siempre se han manejado bajo la premisa de no proyectar ninguna película cuyo idioma original no sea el español, esto con el objetivo de preservar nuestra historia, nuestro idioma y nuestro cine. “Queremos ofrecerle al público historias más cercanas a nuestra realidad, opciones distintas a las que se muestra en las salas comerciales.”
“No es fácil meter a la gente al Centro de la ciudad a las 10 de la noche, y bueno, se logró. No fue fácil, todo ha sido un proceso sistemático que ha ido avanzando”, comenta José Luis. Si bien, son muchos los proyectos y los retos que todavía existen por delante, lo cierto es que estos jóvenes han sabido concretar su sueño para compartirlo con nosotros. Sus esfuerzos para acercar al público lagunero a nuevas opciones artísticas han convertido al Xamán en un escaparate de sueños, imaginación y creatividad abierto a cualquier persona deseosa de arte, cultura y buena vibra.